Muñiz ha cumplido. Adiós Muñiz

Obviamente Muñiz ha cumplido su objetivo: la permanencia, pero a cualquier malaguista le deben asaltar una serie de dudas. Seguimos en Primera. sí, pero es por mérito de nuestro equipo o por el demérito insuperable de los tres desgraciados clubes que han descendido a Segunda. Dicen a veces basta solo con parecer bueno, ni siquiera con serlo. El Málaga C. F. de esta temporada ni ha sido bueno ni lo ha parecido, pero se ha salvado de la quema porque este año la permanencia estaba más barata que nunca.

Hemos estado jugando con fuego hasta el último día, pero la afición en pocos momentos ha dejado de animar a sus jugadores. Lo que está claro es que llevamos muy mal al entrenador que tenemos en el banco. Los gritos de "¡Muñiz vete ya!" son parte del himno de la entidad. Y digo yo: ¡Ya está bien! ¿Hasta dónde tenemos que aguantar los malaguistas este cúmulo de despropósitos que es nuestro entrenador? Un tipo que, sin duda, sabrá mucho de fútbol, de planificación, de tácticas y de todos lo que rodee a este complicado negocio, pero que deja claro que no sabe gestionar una plantilla y no sabe sacar lo mejor de ella.

Muñiz es al fútbol lo que el picudo rojo a la palmera. Obviamente, a nadie se le ocurre pedir que el Málaga juegue como el Barça, pero tuvo que llegar la última jornada de liga, en la que nos lo jugábamos todo, para que el hacha de Gijón se diera cuenta de que se puede jugar con cuatro defensas y tres 'jugones' -entiéndanse éstos como jugadores que tocan a la altura de un equipo de la zona baja- en el mediocentro. Harta la afición de Juanito, tuvo que ver como contra el Madrid rondaban la zona media Benachour, Fernando y Apoño, un centro de toque para sacar balones jugados. ¡Qué locura!

A cualquier malaguista le sacaría de quicio una temporada más con Muñiz en el banquillo. Sobre todo para aquellos que foman parte del grupo "Juan Cagón López Muñiz" en Facebook. No sé hasta dónde está dispuesta a llegar la afición, y tampoco se trata de crear un gran cisma social. Lo que está claro es que este equipo no necesita a Muñiz en el banquillo y Sanz debería darse cuenta. Pero, hablando de cuentas, puede que en eso resida el 'intringulis' de que el gijonés continúe la segunda temporada que tiene firmada a razón de cinco ceros.

Defender a Muñiz sólo puede acabar con el desgaste del propio Sanz. Está bien, el club está tieso y no se puede permitir despedir y pagar el finiquito del muchacho asturiano, pero también debe pensar nuestro presidente que es posible que mucho malaguista no tolere esa decisión y, precisamente, por amor a esos colores blancos y azules -o celestes, según convenga- haga una huelga de abono el año que viene. No cabe en cabeza humana que un entrenador que ha jugado con fuego hasta el último día y que ni siquiera tiene el respeto de la afición continúe en el banquillo del Málaga.

Los aficionados tienen un límite, y no se puede maltratar a la masa social de una entidad como la de Martiricos que se ha volcado con el equipo cuando ni desde dentro creían en él. Si hay algo que se merezca esta afición es un cambio de entrenador, aunque valga medio millón de euros. Creo que sería menos pernicioso traer a un jugador menos que seguir con el asturiano en el banquillo. Dice Sanz que no se enteró de que el estadio entero cantó aquello de "¡Muñiz vete ya!" porque tenía un bajón por la presión de la temporada... Aunque sea sólo por su salud, señor presidente, reconsidérelo. Yo me uno al grito unánime de La Rosaleda: Muñiz vete ya.

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