Valle-Inclán en el Congreso

Para comenzar, no puedo sino dejar clara mi postura frente a la portada del diario El Mundo hoy 25 de mayo: ¡Sublime! Cómo decir tanto en tan poco. Hay que ser muy lerdo para pretender que entre un hombre nacido en Córdoba y otro nacido en Sevilla haya que usar traductor. Pero yo voy un poco más allá. Si se supone que los políticos son aquellos que nos representan, es decir, los representantes de España, deberían optar por dejarse de gilipolleces y ser lo que deben... la élite.

Si un político, sea del color político que sea, quiere sentarse en el Congreso de los Diputados o, incluso, en el Senado, además de tener el voto de los ciudadanos debe tener un poquito más. Ni se me ocurriría exigir titulación universitaria... ¡qué desfachatez! Qué menos que pedir a nuestros representantes que conozcan aquellas lenguas oficiales y cooficiales del estado. Vaya usted al parlamento belga, a ver si alguno de sus políticos no manejan el flamenco, el francés y el inglés con una facilidad pasmosa.

Es triste que haya ministros y presidentes de comunidades que, por su formación o experiencia profesional, no sepan hacer la o con un canuto. Es demasiado cutre. Lo veo así. En un país en el que para ser ministro basta con unas prácticas en Unicaja, o para ser ministro de Fomento sobra con haber echado los papeles para estudiar algo... Algo falla.

Cada vez estoy más descreido de esto a lo que llamamos política, un pozo sin fondo, un vertedero de chupópteros que vienen a reírse en Tele5 o Intereconomía, en LaSexta o en Antena3 de todos los que creemos que algún día harán algo por nosotros. ¡Ay, qué lejos quedan Cánovas, Azaña...! La política de altura es una quimera de siglos pasados.

Siempre el tren

Sobre el tren se ha escrito y se ha dicho mucho. Yo me quedo con una frase del periodista Antonio García Barbeito que dijo: "ese tren que escribe en dos líneas el más hermoso libro de viaje". Pero claro, Barbeito quizá frecuente otras estaciones, llenas de romanticismo casi decimonónico. Nada que ver con las de la línea C2 de Málaga.

Si de por sí en la provincia contamos con una muy deficiente red de transportes, ni las empresas ni las instituciones se emplean por mantener un servicio útil y necesario para los ciudadanos. Está bien que en Málaga contemos con una sensacional estación de AVE, sin embargo, parece que los ferrocarriles no tienen interés para una provincia que debería vivir de estación en estación. No es de recibo que desde Málaga capital no se pueda ir a Alhaurín, Ronda, Marbella, Rincón o Vélez en tren, pero que sí podamos ir a Guadalajara.

Estaciones dejadas de la mano de Dios, horarios casi indecentes... ADIF se escuda en que los trenes no se llenan y no son rentables. Para cualquier fan del estado del bienestar esto debería sonar a choteo por parte de la empresa pública. Que RENFE anteponga la rentabilidad al servicio público suena a cachondeo barato, a chiste de tercera. No cabe en la cabeza de ningún contribuyente que la empresa pública dé de lado a los ciudadanos... Se me ocurren tantos ejemplos de falta de rentabilidad a cambio de votos que casi me avergüenzo de la justificación que se da desde ADIF.

También es verdad que después de la aparición estelar del ministro de Fomento en La Noria, uno se queda mucho más tranquilo. Está todo el pescado vendido y no hay nada que hacer. Si había pocas posibilidades de que las estaciones mejorasen, los trenes aumentarán su frecuencia o cualquier otro beneficio para el ciudadano en los próximos meses, éstos se han esfumado con la exclusiva que ofreció en el programa de corazón José Blanco, Fomento recortará miles de millones en obra pública. Aunque la provincia se pueda dar con un canto en los dientes, ya que no se parará ninguna de las obras en marcha, también es cierto que el conformismo es la enfermedad de la gente sin alma.

Una vez más es Izquierda Unida la que clama en mitad de este desierto político y su voz se pierde en el fragor de la continua batalla política. No interesa hablar del servicio al ciudadano cuando lo que interesa es la política nacional. Unos para defender lo indefendible y los otros para atacar lo que ellos mismos proponían hace poco tiempo. En definitiva, está bien que Izquierda Unida hable del tren. Quizá así se den cuenta de que lo perdieron hace mucho...




En respuesta a un comentario

La gracia que tiene esto de los blogs es que uno puede debatir con sus lectores hasta donde uno de los dos se canse. Como me apetece responderle, porque yo no tengo de qué esconderme ni tengo que desdecirme de nada, ahí va mi respuesta a Canca, que comentó el anterior post sobre Muñiz.

En primer lugar, efectivamente, vergüenza ninguna, para eso estamos. Si cada cual no puede expresar sus opiniones en los términos en los que Dios le dio a entender, que baje Él y lo vea. En ningún momento he faltado al respeto a nadie y, ni mucho menos, he alentado a la afición a no abonarse. Este humilde periodista simplemente plasma el sentir de más de un aficionado malaguista que no está dispuesto a soportar el vergonzoso fútbol que ha desplegado el Málaga esta temporada. Y para eso no hay que tener el carné de entrenador.

Como diría el castizo, no tengo ni puta idea de fútbol, sólo lo que llevo viendo desde que tengo uso de razón. Nací en el año 85 y desde que tengo uso de razón mi tío Eduardo me ha llevado a La Rosaleda a ver partidos en tercera, en segunda B... Y jamás olvidaré la primera vez que mis padres me dejaron ir con unos amigos, sin padres, al estadio de Martiricos. No sé si le sonará aquella fase de ascenso a 2ª división. Un espectáculo, oiga.

Con esto, le confirmo que sé poco o nada de fútbol, porque el fútbol, como 'ciencia inexacta' que es, se presta a interpretaciones, tantas como personas. Para mi, por ejemplo, el Kun Agüero no pasa de ser un delantero mediocre, y sigo pensando que Valerón es uno de los mejores jugadores que ha dado este país, y que no ha demostrado más por culpa de las lesiones. Efectivamente, no sé nada de fútbol, ni lo pretendo, porque en eso no me va la vida. Pero sí tengo mi opinión, y sí sé que el Málaga ha jugado de forma lamentable. Sólo le puedo recordar los partidos contra el Zaragoza o el Valladolid en casa. Este último parecía más un partido de patio de colegio con un balón de gomaespuma: errores, desaciertos, falta de interés por la plantilla...

Y a todo esto ha contribuido Muñiz. No sólo ha contribuido, sino que ha hecho del Málaga un equipo rácano, cutre, que no es capaz de exponer lo más mínimo, dejando de lado cualquier precepto de eso que se llama 'fútbol espectáculo'. Al carajo el show, Muñiz ha sacado lo peor de la afición, y lo ha hecho colocando a una pareja como Juanito y Toribio, o lo que es lo mismo, sacando a seis defensas. Lo ha hecho manteniendo a jugadores en el once como Baha, que todavía está muy lejos de tener el nivel que se le puede exigir, siquiera, a un jugador de segunda división. Por no hablar de la cabezonería con Edinho, que ese es otro apartado.

No quiero ser forofista, simplemente quiero que el Málaga juegue al fútbol, no a eso, se llame como se llame, que ha estado haciendo esta temporada. Y no es tan difícil, el año pasado Antonio Tapia, con unos mimbres algo peores hizo filigranas, el propio Tenerife, aunque haya encajado más goles y haya marcado menos, ha hecho un fútbol con ritmo y energía, toda la que le faltaba al Málaga.

Y lo siento, pero como malaguista creo que el presidente tiene que tomar nota, porque no ha sido un "Muñiz vete ya", es algo que nos lleva acompañando más de media liga. No quiero recordar la paliza que nos endosó el Getafe en Copa del Rey, en la que, incluso en el estadio getafense, los 200 gilipollas (porque no tenemos otro nombre) que estuvimos allí, bajo la lluvia, vimos como Muñiz tiraba una mínima ilusión con aquello de que no teníamos plantilla para dos competiciones. No sólo no pasamos sino que hicimos el ridículo más espantoso y, caballero, yo no estoy dispuesto a pasar otro año aburriéndome en La Rosaleda, pero me abonaré, porque ante todo soy malaguista. Pero, al menos, déjeme tener mi derecho al pataleo.

Muñiz ha cumplido. Adiós Muñiz

Obviamente Muñiz ha cumplido su objetivo: la permanencia, pero a cualquier malaguista le deben asaltar una serie de dudas. Seguimos en Primera. sí, pero es por mérito de nuestro equipo o por el demérito insuperable de los tres desgraciados clubes que han descendido a Segunda. Dicen a veces basta solo con parecer bueno, ni siquiera con serlo. El Málaga C. F. de esta temporada ni ha sido bueno ni lo ha parecido, pero se ha salvado de la quema porque este año la permanencia estaba más barata que nunca.

Hemos estado jugando con fuego hasta el último día, pero la afición en pocos momentos ha dejado de animar a sus jugadores. Lo que está claro es que llevamos muy mal al entrenador que tenemos en el banco. Los gritos de "¡Muñiz vete ya!" son parte del himno de la entidad. Y digo yo: ¡Ya está bien! ¿Hasta dónde tenemos que aguantar los malaguistas este cúmulo de despropósitos que es nuestro entrenador? Un tipo que, sin duda, sabrá mucho de fútbol, de planificación, de tácticas y de todos lo que rodee a este complicado negocio, pero que deja claro que no sabe gestionar una plantilla y no sabe sacar lo mejor de ella.

Muñiz es al fútbol lo que el picudo rojo a la palmera. Obviamente, a nadie se le ocurre pedir que el Málaga juegue como el Barça, pero tuvo que llegar la última jornada de liga, en la que nos lo jugábamos todo, para que el hacha de Gijón se diera cuenta de que se puede jugar con cuatro defensas y tres 'jugones' -entiéndanse éstos como jugadores que tocan a la altura de un equipo de la zona baja- en el mediocentro. Harta la afición de Juanito, tuvo que ver como contra el Madrid rondaban la zona media Benachour, Fernando y Apoño, un centro de toque para sacar balones jugados. ¡Qué locura!

A cualquier malaguista le sacaría de quicio una temporada más con Muñiz en el banquillo. Sobre todo para aquellos que foman parte del grupo "Juan Cagón López Muñiz" en Facebook. No sé hasta dónde está dispuesta a llegar la afición, y tampoco se trata de crear un gran cisma social. Lo que está claro es que este equipo no necesita a Muñiz en el banquillo y Sanz debería darse cuenta. Pero, hablando de cuentas, puede que en eso resida el 'intringulis' de que el gijonés continúe la segunda temporada que tiene firmada a razón de cinco ceros.

Defender a Muñiz sólo puede acabar con el desgaste del propio Sanz. Está bien, el club está tieso y no se puede permitir despedir y pagar el finiquito del muchacho asturiano, pero también debe pensar nuestro presidente que es posible que mucho malaguista no tolere esa decisión y, precisamente, por amor a esos colores blancos y azules -o celestes, según convenga- haga una huelga de abono el año que viene. No cabe en cabeza humana que un entrenador que ha jugado con fuego hasta el último día y que ni siquiera tiene el respeto de la afición continúe en el banquillo del Málaga.

Los aficionados tienen un límite, y no se puede maltratar a la masa social de una entidad como la de Martiricos que se ha volcado con el equipo cuando ni desde dentro creían en él. Si hay algo que se merezca esta afición es un cambio de entrenador, aunque valga medio millón de euros. Creo que sería menos pernicioso traer a un jugador menos que seguir con el asturiano en el banquillo. Dice Sanz que no se enteró de que el estadio entero cantó aquello de "¡Muñiz vete ya!" porque tenía un bajón por la presión de la temporada... Aunque sea sólo por su salud, señor presidente, reconsidérelo. Yo me uno al grito unánime de La Rosaleda: Muñiz vete ya.

Europa hecha jirones

El 9 de mayo, hace dos telediarios, los cónsules y demás personalidades con afán europeísta se daban cita, como ya comenté por entonces, en la plaza del General Torrijos para congratularse de la colocación de una bella a la par que gigantesca bandera azul con estrellitas que, creo, es la que simboliza la Unión Europea.

Quizá como símbolo de las medidas tomadas por el ínclito José Luis Rodríguez Zapatero, aquella tremenda bandera que medía como un minipiso de la ministra Trujillo decidió pegarse su propio tijeretazo. En la Noche en Blanco alguien tuvo el punto cómico de decir que la enseña europea había decidido suicidarse antes que contemplar el fin económico de la Unión.

En estos días en los que Grecia, Portugal y España están pasándolo genial por aquello de los cuartos -hablo de dinero, no del Mundial de fútbol-, ese trozo de tela quiso tomar vida propia y engancharse al foco que ilumina artísticamente la fuente de las Tres Gracias -éstas con la 'cápita' en su sitio- para dejarse ir al otro mundo, al cementerio de las banderas, allí donde descansan las de la Confederados americanos, la de la URSS u otras con un pasado glorioso pero un presente casi inexistente.

No, tampoco hay que ser tremendistas... total, por un 'cacho' de tela. Pero me asaltan, al respecto, multitud de dudas. ¿Hemos dejado de ser europeos los malagueños? ¿Habrá que hacer otra quedada de políticos para decir lo guapos y lo europeístas que somos colocando otra bandera? Quién sabe, a lo mejor acaban denunciándonos por no tomarnos en serio los símbolos de una institución que cada vez menos gente se toma en serio.

Sea lo que fuere, está claro que si nos vamos a la reducción al absurdo, cualquier ciudadano que pase por la plaza del General Torrijos y mire al foco altísimo que da luz a la fuente podrá decir sin lugar a equivocarse la lapidaria frase: "En Málaga, Europa está hecha jirones". Descanse en paz, santa bandera.

Nadaremos por calle Larios

Cuando en 1891 un tal Sebastián Souvirón, acompañado de otro hombre llamado Marcelo Spínola, inauguró la calle del Marqués de Larios no se le podría ocurrir que más de un siglo después aquella 'Gran Vía' a la malagueña se iba a convertir en un canal al estilo veneciano. No. No es que vayan a inundar la calle Larios como si fuera una obra de arte mega ambicioso como las del artista contemporáneo en el que se convirtió Homer Simpson.

Lo único que va a inundar la calle Larios es la luz. Como la plaza de la Constitución, que se convertirá en un estanque con pececillos de colores. Es una de las más de 100 acciones culturales que tendrán lugar a partir de las 8 de la noche el próximo sábado en Málaga. La tercera edición de La Noche en Blanco es, sin duda, un momento interesante para disfrutar de una ciudad que en estos meses de primavera y verano casi no duerme.

La Noche en Blanco es una oportunidad única para conocer la otra Málaga, no la de las mil tabernas, que a esa estamos acostumbrados, sino a la de la nueva cultura, esa que encabeza el denostado -por los malagueños- Centro de Arte Contemporáneo. La cultura de los chavales de la Escuela de Bellas Artes o de tantos y tantos artistas locales que se dejan ver cuando les dejan.

Yo, sin duda, disfrutaré del programa como un niño chico. Estaré pidiendo un Taxi, de los que combustionan Melón Diesel, a las 22:30 en el Eduardo Ocón, y me pasaré por Guillén Sotelo a ver a los Lori Meyers. Visitaré el recién abierto Museo de las Cofradías y aprenderé un poco de Semana Santa. Habrá tantas cosas que hacer que faltará noche... Pero para eso estaremos en el twitter. Conectado desde el teléfono a @nochenblancomlg (http://www.twitter.com/nochenblancomlg), siguiendo todo lo que me cuenten.

A ver si esta vez el tiempo da una tregua y no pasa como aquella primera edición en la que casi se llena calle Larios de pececillos de colores... pero de los de verdad. Esta vez, seguro, nadaremos por la 'Gran Vía' de Málaga sin agua, pero entre pescaítos.

'Zemo europeo'

El domingo se celebró el día de Europa. Una celebración como otra cualquiera. Uno de esos días que pasan desapercibidos, como el Día Mundial por la lucha contra la pelusilla del mejillón o la celebración planetaria por un filete de ternera sin nervios. Algo indispensable para que el munícipe de turno pueda crear actos de la nada y toquetear el erario público para, por ejemplo, confeccionar una bandera azul con estrellas doradas de 38 metros cuadrados.

En el acto celebrado para tan magna ocasión estuvo representada la flor y nata de los cuerpos consulares que tienen sede en Málaga y que decidieron que el domingo 9 de mayo iban a trabajar. Desde este día, la plaza del General Torrijos, adalid de la libertad, tiene un nuevo elemento: un mástil de 18 metros de altura desde el que ondea una gran bandera. Al parecer, con esta "se pretende simbolizar la proyección y el espíritu europeísta de la ciudad de Málaga y de su proyecto como ciudad cultural europea 2016".

Si no me equivoco, hace años que en la plaza de la Marina, en la zona que hay en la salida del parking, ondea una bandera europea más bonita que un san Luis. A lo mejor no tenía el tamaño de un apartamento en Torremolinos, ni su mástil era como poner a nueve Carlos Jiménez uno sobre otro, pero ¿esa bandera no hablaba de la vocación europeísta de la ciudad? O es que por tener dos banderas somos más chulos, más europeos y más capitalinos culturales... quién sabe.

Estos gestos a la galería son los que llenan de vida a la ciudad, reuniones de políticos en torno a un palitroque. Si con eso nos dan la Capitalidad de 2016, bien, pero lo que realmente nos hace grandes en la cultura es preparar una Noche en Blanco como la del próximo viernes 15 de mayo. Una edición que viene a superar a las anteriores, con más conciertos, más exposiciones y más vocación realmente europeísta.

Así que, como digo, más gestos europeístas de cara a la realidad cultural y a seguir trabajando en la línea de la Noche en Blanco abriendo a todos los malagueños esa puerta a la ilustración. Por cierto, que será un buen momento para visitar el Museo de Semana Santa para todos los malagueños. Sin duda un momento para disfrutar de la noche malagueña entre el agua en todos sus estados. Hasta en el sólido, bien mezclada con algo de refresco...

Banderas, malagueño Honoris Causa

"Porque un día, volveréis la vista atrás y contemplareis, como hago yo ahora, a todos los que se cruzaron en vuestro camino, miles de caras, de almas, y todas ellas serán un espejo en el que se reflejara aquello que vosotros habéis representado para ellos, que reflejara lo que habéis sido y lo que sois, y os daréis cuenta de que uno es lo que es solo en relación de lo que uno significa para los demás, y de que la vida, cuando uno tiene la fuerza y la fortuna de sacarla de los miserables rincones del yo, es una escalera construida con los peldaños de los que vinieron antes que tú, y de que quizás la misión, la verdadera misión, es dejar tus peldaños para que puedan ser usados por los que vendrán después."

Me tomo la licencia y la libertad de apropiarme para este artículo del último párrafo de la intervención de Antonio Banderas ante el claustro de la Universidad de Málaga. El pasado miércoles, el actor fue investido Doctor Honoris Causa por la UMA en loor de multitudes. Nada comparado con la última investidura, la del politólogo y economista Vicenc Navarro.

Banderas es el artista de Málaga. Un malagueño que jamás, ni en lo más recóndito de su alma, tiene una mala palabra para su ciudad, para la madre de su infancia, para el pueblo en el que aún conserva a su familia, a doña Ana o a su hermano, Chico. Cuando viene a Málaga el actor es José Antonio Domínguez, el mayordomo de Lágrimas, el que mete el hombro en la Esperanza o el que se para para hablar con sus paisanos de lo que sea. Antonio Banderas es el hijo que Málaga ha querido para sí, y Málaga es la madre que Antonio desea.

Esta es la cultura de Málaga, la de un actor universal. Por más que quiera Málaga, Picasso es más barcelonés o parisino que malagueño, por eso no acabo de entender ese afán en disculparse con el pintor loandolo a cada paso que da esta aletargada ciudad. Glorifica en vida a los que lo dan todo por tí, Málaga. Reconoce a pintores que tienen fama más allá de las puertas de Granada, como Félix Revello de Toro o Eugenio Chicano.

Porque a Málaga, aunque lo quiera no le sale. No le sale ser esa madre orgullosa de sus chiquillos. Por eso ahí tenemos un museo para Revello parado entre naderías. Quizá Antonio sea la pieza, el empujón que le falta a esta bendita 'Ciudad del Paraíso' para que sus hijos estén en la gloria, y no anden siempre a la gresca con ella.

Pero da igual, esto no es cosa nueva, se me ocurre, al vuelo, la figura de Ibn Gabirol, el sabio malacitano que emigró hacia otras tierras, pero que siempre tuvo la deferencia de recordar a la ciudad que le regaló sus primeros años: Salomón Al-Malaqui, el malagueño. Ahora, a los siglos, Málaga empieza a soplar el polvo de su cabellera y le presta atención bautizando a un centro de interpretación con el nombre del filósofo y poeta. Pero mientas, Gabirol, sigue siendo el triste pie de una farola en la que defecan y descargan los perros de las señoras que pasean por calle Alcazabilla.

Antonio Banderas dejó dicho en su discurso que la verdadera misión es, definitivamente, ser humildes. Dejar los peldaños conseguidos para que quien venga detrás los pueda utilizar, o como dijo el poeta: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Y aunque lo nuestro es pasar, hay malagueños que merecen permanecer en la memoria, en el imaginario colectivo de una ciudad dormida desde hace siglos esperando que alguien sacuda sus cimientos y la despierte.

Gámez I, la elegida

'Habemus alcaldable'. Conejo y Heredia declaraban el otro día que contaban con un "ramillete" de buenos candidatos a la Alcaldía de Málaga para las próximas elecciones. Demasiado rápido parecen haberse puesto de acuerdo en la candidatura por la capital. A modo de globo sonda y con mucho tiento, los órganos del PSOE se han dejado querer y han empezado con la campaña por María Gámez, actual delegada del Gobierno andaluz en Málaga.

Desde las imposibles candidaturas de Heredia -que, sin embargo, sigue aferrado a una Secretaría General con discutibles resultados- o Bernardino León -un político con cosas mucho más importantes que hacer que batirse el cobre en un escenario de segunda. España no puede perder un político de esa talla en una alcaldía-, hasta la poco creíble idea de José María Martín Delgado.

Martín Delgado tenía al enemigo dentro, como tantos socialistas, y por eso su candidatura se ha quedado en papel mojado. Lo de Martín Delgado no es más que la punta del iceberg de un partido al que le queda mucho recorrido para volver a cohesionarse. Y es que, como dicen, lo que más une es el poder. Pero ni estando en la Diputación el PSOE de Málaga es capaz de dar impresión de unidad.

El escenario es complicado: Pendón, por su lado, pegando tiros al aire; Fuentes haciendo la guerra por su cuenta y a punto de inmolarse por su bravuconería; Heredia y Conejo pedaleando en un tándem falto de credibilidad... María Gámez, según parece, bajará al barro municipal y se enmerdará en una lucha que los propios socialistas se han propuesto a largo plazo. Ni Griñán ni Heredia se creen que Gámez pueda hacer algo en las próximas municipales. Lo malo de las apuestas de futuro es que se pueden quedar por el camino. Lo mejor es que Heredia apostase por el rocanrol, como hicieron los Héroes del Silencio. Silencio, esa palabra tan denostada en política...