Camarógrafos impertinentes

Traslado de la Expiración. El Señor en la Cruz. Calle Peregrino, de lo poquito de Perchel que queda en el Perchel. Miles de personas en silencio para ver el clásico traslado de los titulares de la Archicofradía de la Expiración. La procesión del barrio. El Cristo portado por la Guardia Civil, solemne como los cuatro hermanos con faroles que escoltan a la imagen.

Un momento mágico, sublime, especial, único... hasta que un soplagaitas saca su teléfono móvil y destroza toda esa magia, esa sublimación, ese momento. En tres ráfagas de cinco fotografías, acompañadas por su correspondiente flash y el falso ruido de obturador cutre salchichero que viene grabado en los teléfonos. En definitiva, la aureola especial del momento y del silencio la rompió un 'pamplina' que se regocijaba en su obra. Sonreía, feliz, por que todo el mundo le miraba hacer una ráfaga de fotos al Señor. Y como todos le miramos reprobando en su primera acción, la repitió. Ah, y la repitió una tercera. Todo un muchacho educado. Al carajo la intimidad del momento.

Llámenme quisquilloso. Yo entiendo que haya gente que vaya a las procesionas para echar un rato de cháchara. Eso está magnífico. ¿Quién no lo ha hecho? ¿Quién no ha estado viendo pasar un trono comentando la comida de la semana pasada en la que de tanto reír se le salió la cocacola por las narices al niño de la Puri? 'Cuarquiera'. Pero hay momentos y momentos. Pongamos, por ejemplo, que no es lo mismo la milimétricamente preparada salira de Las Penas de su oratorio que la espaciosa salida del Prendimiento desde su amplia casa de hermandad.

Querido amigo camarógrafo pamplinoso, permítame aconsejarle- desde mi más modesta posición- que para la próxima vez que esté viendo cualquier procesión ponga su móvil en silencio. Déjeme ciego con el flash, pero no rompa el silencio acogedor de los callejones del Perchel, que además quedan pocos. Como diría aquel pregonero: "O cuidamos nuestras cosas o acabamos con esto en cuatro días".

Hoy es Domingo de Ramos

La luna engullía al alba. No habían dado las 7 de la mañana cuando comenzaba a pasear, camino de la iglesia de San Juan, vestido con camisa blanca, pantalón negro y mocasines del mismo color. La luna alumbraba como el sol, y el sol, tímido y perezoso, no quiso salir aún. Era pronto. La aurora aún podía esperar.


En San Juan esperaba el trono, de estreno. Era Domingo de Ramos de 2004, y aquella mañana habría de salir, por primera vez bajo palio, la Virgen de Lágrimas y Favores. Cosas de la vida, en aquel importante día para los cofrades malagueños, alguien quiso que yo pudiera estar allí, como partícipe.

"Hoy es Domingo de Ramos..."

Hoy es Domingo de Ramos, las lágrimas quedas en el rostro de las Dolorosas. Menos la Virgen del Amparo, gloria bajo palio. Eso es: ¡A la Gloria! Da igual de donde seamos: ¡A la Gloria! Ya lo dijo Carlos Herrera: "A la Gloria, sevillanos, a la Gloria Con un sol entre las manos, y a lomos de un borriquillo, por el Domingo de Ramos viene Dios hecho un chiquillo".

Hoy es Domingo de Ramos y hoy, más que nunca, el Señor deja que los niños se acerquen a Él, porque él también fue niño.

Hoy es Domingo de Ramos y hoy, más que nunca, los niños son más niños y los mayores menos viejos.

Hoy es Domingo de Ramos y hoy, más que nunca, Málaga se vuelve niña, luminosa, altanera, resuelta, casi insolente. Una niña rubia, con los pelos del color del sol, con los ojos claros, del color del mar y la cara morena. Málaga en Domingo de Ramos es Málaga de fiesta. Hoy es Domingo de Ramos. Ya sale la Pollinica.

Hoy es Domingo de Ramos

Hoy es Domingo de Ramos

La generación del botellón

Jesús Nieto es un tipo extraño. Tiene esa pizca de genio, una pizca grande, más bien un puñado de genialidad. Sólo él es capaz de imitar al Rey Juan Carlos en mitad de la presentación de su novela. Sólo él es capaz de construir un discurso creíble soltando toda una ristra de guiños a todos sus amigos.

En una sala, la de actos del MUPAM, llena de gente conocida y un buen número de mujeres guapas y de buen vestir -esas a las que Nieto ha dado en llamar 'duquesas' y 'duquesitas'-, el interfecto presentó hace unos días "El año de la Rubia", la primera novela de eso que él mismo ha bautizado como la generación del botellón. Esta generación que se ha criado entre bolsas de plástico que sangraban hielo derretido, criada también en torno a los vasos de tubo de plástico, vertebradores de una nueva forma de entender la vida tan válida como otra cualquiera, pero que se centra en el fin único de no encontrar la felicidad.

Nieto deja patente la idiosincrasia, la esencia de esa generación en estas líneas que me atrevo a transcribir: "El viernes era la noche de San Juan, y desde el jueves habíamos empezado a preparar los pinchitos, los asados y todo tipo de viandas que fuésemos a consumir esa noche que dicen mágica pero que, enjuiciada al día después, no resulta más que otra jodida madrugada viendo cómo vas hundiéndote en la miseria de tu mundo; luego descubres que vas haciéndote mayor, te vas quedando calvo y la felicidad comienza a desvanecerse mucho antes de que conozcas en qué consiste."

La felicidad existe, pero cada cual la busca en sus detalles. Para algunos catetos, la felicidad está en las pequeñas cosas -un pequeño yate, una pequeña mansión, que diría Groucho-. Para otros, la felicidad está en las auténticas pequeñas cosas: momentos inolvidables que se atesoran con el paso del tiempo, un anecdotario común que dote de sentido una vida de ímprobo trabajo para encontrar un sitio que algunos, a sus casi 45 años, no han conseguido encontrar. Pero siempre existen los que no son capaces de encontrar la felicidad por más que la busques. Eso es, una sociedad de infelices, una generación de desgraciados, en eso les ha convertido el alcohol y las duquesitas.

Desde aquí, después de haber leído El año de la Rubia, apunto a que esta generación llegará lejos, creo que esta novela es sólo el principio de una larga amistad entre las letras y unos jóvenes llenos de vida, pero sin ganas de vivirla sino es desde la literatura. "Como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante". Lo que no sabes es que ella te arrolló.

Resumen de las Jornadas de Comunicación Cofrade

Este lunes se ha celebrado en la Facultad de Ciencias de la Comunicación la primera de las cuatro jornadas en las que se dividen las Jornadas de Comunicación Cofrade. La presentación oficial ha corrido a cargo de Rafael Recio, presidente de la Agrupación de Cofradías, Mario Cortés, concejal de Juventud del Ayuntamiento de Málaga, Francisco Javier Cristófol, de la Asociación 'Ibn Gabirol' y el anfitrión Juan Antonio García Galindo, decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

En la presentación, el concejal ha afirmado que "la comunicación Cofrade es un nicho de empleo desconocido" y que hay que fomentar la especialización. En ese mismo sentido se ha pronunciado el presidente de la Agrupación de Cofradías, Rafael Recio que ha señalado que "lo que no se cuenta no existe" y es necesario que las cofradías funcionen en ese sentido. Cristófol, por su parte, ha incidido en la necesidad de la especialización y la importancia de la presencia de este tipo de jornadas en el seno universitario. Por último, García Galindo ha cerrado el acto felicitando por esta iniciativa y se ha mostrado abierto a cualquier actividad relacionada con una celebración cultural tan importante como la Semana Santa.

A las 10 de la mañana ha comenzado la ponencia inaugural, pronunciada por Jesús Castellanos, vicepresidente de la Agrupación de Cofradías y profesor de Historia de la Medicina de la UMA."Convencer es vencer. No hay que dejarse llevar cuando se comunica" argulló Castellanos. Según Castellanos, hay que "cuestionar la información cofrade que podemos leer en medios no institucionalizados, como determinados Blogs".

La mañana finalizó con una mesa redonda protagonizada por Jesús Hinojosa, de Diario Sur, Juan Antonio Navarro Arias, de Málaga Hoy e Ignacio Castillo, de La Opinión de Málaga. Los tres periodistas entraron en un sustancioso debate en el que se discutió sobre la información cofrade en general y la necesidad de la especialización. En ese sentido, Ignacio Castillo indicó que “es más fácil que un periodista se especialice en cofradías a que un cofrade se convierta en periodista”. Además, en este debate entre profesionales no faltó la crítica a las formas de actuación de las cofradías para con los medios. Según Navarro, no ayuda precisamente “que la Agrupación mande una nota de prensa a las 20 horas, a esa hora está todo casi cerrado”.

Tras el almuerzo, los asistentes entraron en materia con Jesús Nieto, que nos adentró en el terreno del costumbrismo de mano del articulismo literario personificado en el malagueño Álvaro García, articulista del diario El Mundo durante cuatro años y Antonio Burgos, uno de los referentes del diario ABC de Sevilla.

Más tarde pudimos escuchar a Carmen Cristófol, experta en protocolo y profesora de la UMA, unos apuntes iniciales sobre el protocolo en las cofradías. La ponencia derivó en un interesante debate sobre la profesionalización o no de esta materia y otros detalles sobre los símbolos cofrades.

La última cita de la tarde deparó una mesa redonda sobre radio cofrade en la que participaron Marina Fernandez, de Málaga TV y SER, Desirée de Sosa, de Onda Cero, Paco García, ex gerente de Punto Radio y Francis Parrales, de Toques de Campana, en Punto Radio. La mesa la moderó el cofrade José Luis Ramos Jerez, que aportó un documento audiovisual como introducción a la mesa. El debate tornó sobre la idea de Málaga como ciudad y su falta de compromiso con sus tradiciones. Ramos insistió en que “ya es hora de que la Agrupación tenga un gabinete de comunicación”, además de hacer ver que este tipo de iniciativas son necesarias en el seno de la Universidad.

Para consultar más declaraciones de los ponentes, visiten:
http://twitter.com/jccofrade
Fotos en Picassa. Firma: Rafael Córdoba.
http://picasaweb.google.es/105967167079989498892/JornadaInaugural#



Enlace relacionado: www.jornadascomunicacioncofrade.tk

Málaga, ciudad genial (pero de verdad)

Aún impresionado por el especial ambiente que viví hace poco, sigo dándole vueltas con el run-run repetitivo del eslogan de Turismo de Málaga. Ese que reza: "Málaga, ciudad genial" y que se centra casi absolutamente en Picasso y el futuro museo Thyssen. Bien. Eso es genial, pero hay mucho más. Siempre me he erigido como máximo crítico de la única utilización de la figura de Picasso como pintor malagueño. Sí, fue pintor nacido en Málaga, bautizado en la Parroquia de Santiago. Pero de ahí a malagueño va un trecho. De todos modos, es indiscutible el bien que le ha hecho Pablo Ruiz Picasso a la ciudad.

Además, mis derroteros van por otros lares. Hace poco tuve la oportunidad de compartir, gracias a mi amigo Eduardo García, de EGM Asesores, una noche mágica, un rato auténticamente bohemio, rodeado de artistas. He de reconocer que temo convertir esto en una de esas columnas en las que sólo se nombra la obra y gracia los amigos de quienes escriben. Nada más lejos. Lo que hoy cuento va mucho más allá.

Quizá sea atrevido etiquetar de bohemios a los artistas actuales. Gente con un estilo definido que trabaja por dinero y por encargo. Algo que es obvio en los tiempos que corren. Sin embargo, yo viví el jueves una noche auténticamente bohemia merced al ambiente, a la gente y a todo lo que rodeaba mágicamente aquel momento.

Ahora, una vez presentado, sólo puedo decir que estuve rodeado de jóvenes artistas y artesanos dedicados a la Semana Santa: Manolo Toledano, Salva Oliver, Adán Jaime, Dani García Romero o José María Ruiz Montes. Todo ello aderezado con el verbo de Eloy Téllez y rematado por un desconocido duo de cuerda que se deja caer por calle Granada para sacar unas perras.

Sí, esa es la bohemia de hoy. Jóvenes, incluso universitarios titulados, que buscan salir adelante gracias al arte. Artistas que comparten inquietudes lejos de pelear por nimiedades. La otra noche se junto el arte por el arte. Mientra Ruiz Montes pegaba gubiazos a la pureza de un Cristo Crucificado, Toledano, Oliver, Dani García, Adán o Eloy charlaban. Sólo estando allí ya era suficiente para sentirse un privilegiado. Eso es Málaga, ese es el arte que nos espera: joyas de Adán, mosaicos y cuadros de Dani, mantos de Salvador, tronos de Toledano e imágenes de José María. Con gente como ellos sí podemos pensar que la Semana Santa tiene futuro. Pero mientras esta ciudad genial no los quiera mirar como lo que son, artistas, no llegaremos a nada. Ni a 2016

¡Más cuñados!

¡Joder, qué pesados! Cuñados por aquí, mamoneos por allí. ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar a los trileros en los cargos públicos? Lo peor de todo es que el último 'cuñao gate' descubierto no es de un pepero, que parecía que eran los únicos que tenían hermanos políticos -en todos los sentidos-. No, ahora es el dedo acusador de la oposición, Rafael "no-me-importaría-ser-alcalde" Fuentes el que tiene el marrón sobre su cabeza.

Si hay que ponerse moralista, habría que recordarle a Fuentes aquel dicho que reza así: "Cuando señales a alguien, recuerda que otros tres dedos apuntan hacia tí". ¿Pero para qué ponerse moralista ante gente que anda entre la inmoralidad y la amoralidad? Un grupo municipal, el de la oposición socialista, que cuenta entre sus filas con las más afiladas lenguas de la política local no puede permitirse que el mismo cuchillo con el que ataca al PP, corte la cabeza de su propio grupo.

A lo mejor es que Fuentes ha visto este año muchos carnavales de Cádiz y ha hecho una mezcla entre 'Los Falsos' del Love y 'Los que no se enteran' de Selu. Es inconcebible que un político, una persona a la que se le presupone, cuanto menos, profesionalidad, dedicación al cargo, al interés público, sea capaz de azotar al rival con su mano izquierda, mientras que la derecha hace lo mismo que critica.

Qué nos queda a los inocentes votantes, esos que confiamos en que los veintitantos nombres que aparecen en la papeleta son personas con ganas de luchas por su ciudad. Nada, qué nos va a quedar, tragar. Tragar o rezar porque alguno de los concejales que tengan limpios tengan familiares disponibles para convertirme en el cargo ambicionado por el español medio: 'cuñao' de político.

Por cierto, otra vez. Eso no se toca, mira, con eso no se juega...

...y ya no volverá

Acabé de leer uno de esos relatos de Mala Málaga. No recuerdo el nombre del autor, quizá fuera Jesús Nieto. El caso es que tenía aún pegado a mis ojos la vista de aquel espíritu encastrado en el cuerpo del gato asesino. No sé, me rondaba la idea como el que mira a una mujer al paso, la mira con ojos de lujuria, y después empieza a fantasear. Eso mismo. Fantaseaba con el gato. Maldito fuera. Seguía sentado en el sofá, el libro yacía a unos metros de mi sitio, como empujado por una fuerza sobrenatural estaba abierto por una página indefinida, mi mamoria fotográfica me hacía pensar que el felino había querido que el libro estuviera visible por la zona en la que Álvaro García nada. Nada.

En el exterior no nevaba, como en el relato. Aquí no para de llover. Esto es una mierda. En unos meses, si esto sigue así, pasaremos de ver merdellones con cadenas de oro a ver señores con bombín y paraguas largos. Como aquel candidato de Izquierda Unida, Rafael Rodríguez, que se parecía a uno de los inspectores de Tintín... vaya facha. Pero no facha de fascista, se vaya a enfadas. Facha de pinta, de que parecía de todo menos un señor de izquierdas. O comunista. Yo qué sé. ¡Ah! Ya recuerdo. Esto me pasó en Semana Santa. Un Miércoles Santo. Serían las tres de la mañana. Yo tendría que estar viendo Expiración, pero la puta lluvia me dijo que no. Esa noche me tocaba tener al jodido gato en la cabeza.

Llamaron a la puerta. No esperaba a nadie. No tenía ganas de moverme del sofá mientras en Onda Azul sólo podía ver resúmenes del Martes Santo. Ya había visto a la Sentencia, por lo menos, doce veces. Quién cojones será. Fuera quien fuese estaba comenzando a ganarse un sopapo. Parecía que se le había pegado el dedo al timbre. No me voy a levantar. Paró el timbre. Al fin. ¿Será gilipollas? Ahora empieza a aporrear la puerta. No son horas, cojones. Terminé por levantarme. No sé quien carajo sería a esas horas. No soy especialmente valiente. De hecho, los valientes me hacen gracia. Los cementerios están llenos de valientes, y los funerales de cobardes. Total, a lo que iba. Cogí un cuchillo. Como si eso sirviera de algo. Pero yo lo llevaba.

Joder, que bueno. Vi el salchichón en la nevera. Lo siento, no puedo contenerme. Además, ya llevo el cuchillo en la mano. No comerme un poquito sería un insulto a Prolongo. 'Topaentro'. Medio salchichón a bocados y con tripa. Como los grandes. Mierda. El sonido de la puerta ya era parte de la noche. Pasaba. Pero ya que estaba de pie y con el cuchillo. No le iba a hacer el feo. La verdad que el pasillo se me estaba haciendo eterno. Acojonado es poco. La puta que parió al demonio. La puta tele. Qué susto. Cómo coño se les ocurre poner el 'Christus Factus Est'. Con los putos niños cantando.

El pasillo. Ahí seguía. Petrificado. Escuchando a esos bastardos cantando y lo que fuera ,ahí, aporreando. Conseguí alcanzar la puerta. Toqué el pomo. Justo cuando acerté a doblarlo, escuché el chasquido de la puerta. Parecía el soniquete del cargador de la tasera de un revolvez. Clac. Todo se volvió negro. Perdidos en una gran inmensidad ahí estábamos, el gato y yo. Sólo acertaba a ver dos felinos ojos amarillos que brillaban como el oro en la noche más cerrada. Absoluta oscuridad. Así quedó todo. No hubo más.

Al parecer. Me he enterado con el tiempo. Aquel gato quiso dejarme claro que todo aquello, el Christus Factus Est, el libro de Mala Málaga, el tirón de Álvaro García y los estúpidos langostinos del genial Nieto, todo eso era sólo el preludio del fin. El paso definitivo. Al chasquear la puerta, la negra inmensidad me arropó para siempre. Es lo que tiene. Poco a poco, hasta aquel día, me fui consumiendo en mi mismo. Delgado como una sílfide. Hajado por el sobresfuerzo diario de respirar. Destrozado por los adentros. Mi propia bilis me había ido consumiendo. Fue entonces, y sólo entonces, cuando escuché la llamada de mi amiga. En realidad era la única amiga que había tenido en vida. Pero esa amiga sólo tenía una posibilidad, la muerte. Mi fin fue el que tenía que ser. Enterrado en mi propia inmundicia. Una vida llena de trabajo infructuoso. Trabajo que nunca me fue valorado. Ahora, con mi despedida seguro que los carroñeros que se reían de mi empezarán a surgir como setas en días de lluvias. Todos recordarán lo bueno que era. Pero ninguna de sus conciencias sabrá que si llegué a esto fue por su puta culpa. Ellos me dieron la vida un tiempo. Pero fueron ellos mismos quienes me sirvieron en bandeja la muerte. En bandeja de plata. Sobre sus conciencias caerá. El gato negro no es más que mi legado. Ahí estará. Insolente. Acusador. Acechando en cada esquina a todos aquellos que me han dejado ir. Adios