El rayo

"¡Acoge mi alma, Jesucristo, que me estoy muriendo!" dijo Frabrizzio de coña mientras Michael se encontraba con que su corazón latía más rápido de lo habitual. El cuerpo le pesaba, se sentía en otro mundo. "Ha sido atacado por el rayo, ¿eh?", le dijo otra vez Fabrizzio dándole una palmada en el hombro, y Calo, amistoso se dirigió a Michael para decirle: "Tómeselo con calma".

Michael estaba anonadado, como si le hubiera atropellado un coche. ¿De qué estaban hablando los dos pastores? "No puede ocultar que el rayo le ha dado de lleno, ¿eh? -comentó Calo-. Pero no se preocupe; eso es algo que nadie puede ocultar. No se sienta avergonzado, pues no hay motivo. De hecho, muchos rezan para que el rayo los ataque. Incluso me atrevería a afirmar que es usted un hombre afortunado".

Efectivamente, Michael había sido atacado por el rayo. Se había quedado prendado de Apollonia, una chica que, sólo con verla, le hizo olvidarse de toda su vida anterior en Nueva York. ¿Quién no ha sido atacado alguna vez por el rayo?

Reportajes de Feria (IV)

CUANDO LA PENITENCIA SE CAMBIA POR LA FIESTA
Los hermanos aprovechan la Feria para vestirse de flamenco y pasar del recogimiento habitual a la diversión

21 de agosto
F.J. CRISTÓFOL / Málaga
Cuando los cofrades se lo proponen son capaces de ser los que más se divierten de la ciudad. Cuando se lo proponen, también son capaces de ser los más serios. En Feria toca lo que toca, cambiar las túnicas y los capirotes por los trajes de gitana y de corto; la penitencia por el cachondeo, pero también por el trabajo.

La más antigua de las casetas cofrades es la de la Archicofradía de la Sangre, más de 20 años en Gaona la han convertido, con todos los honores, en el comedor de la Feria del Centro. Una cocina que nunca para y que siempre es una apuesta segura para ir con un buen grupo a pasar las primeras horas del día.

Allí no se puede fallar a la cita con el Consuelito, un cóctel cofrade color malva, como los colores de la Virgen de Consolación y Lágrimas. Hay tres variedades, una sin alcohol, con licor de mora y refresco de lima, y dos con alcohol, con licor de mora y ron blanco, o con ginebra: «Tiene que ser alcoohol blanco, porque si no pierde el color», afirma Rocío Regueira, una de las cofrades que trabajan detrás de la barra durante la Feria.

Visitar Gaona en Feria es una de las más antiguas tradiciones de los buenos feriantes. La caseta es casi tan antigua como la Feria del Centro, y el ambiente es inmejorable. El pozo que preside el patio es el epicentro de la gran pista de baile –por sevillanas, por supuesto– en la que se convierte el Gaona a partir de las cinco de la tarde, cuando todo el mundo ha comido y las jarras de rebujito y los pelotazos empiezan a tomar protagonismo.

En calle Convalecientes se encuentra, desde hace tres años la caseta El Farol. La casa de hermandad de la Pasión se convierte, cambia los tronos –que se encuentran con los de la Pollinica en calle Parras– por las barras, y los únicos faroles que hay son para comérselos, los hay de pringá, de atún... son montaditos, pero con nombre cofrade.

Pero no son los únicos farolitos, algunos hermanos han montado una charanga para amenizar la caseta de vez en cuando con pasodobles y pasacalles. Pero también aprovechan para darse una vuelta por la calle Larios y conseguir un dinero extra.

El encargado de la caseta, Álvaro González, recuerda que los beneficios van dirigidos a la obra social de la hermandad: «Llevamos varios años con un proyecto en Caicara del Orinoco (Venezuela), ya hemos conseguido comenzar la segunda fase de la escuela de mayores», afirma González.

Las cofradíasFusionadas tienen en la casa del Niño Jesús, en Pozos Dulces, un lugar de encuentro donde los grupos de trabajo se dividen los días para llevar adelante la caseta. También lo hacen con un fin social, y buena parte de los beneficios van destinados a la propia casa del Niño Jesús.

Es una de las casetas cofrades con más marcha y las mesas del patio no duran mucho puestas. En cuanto acaba la hora de la comida se convierte en una improvisada discoteca en la que se mezclan ritmos de veranos pasados con rumbas.

También es cierto que los cofrades tienen buen ojo para innovar. Desde la acera de la Marina el aroma de los espetos llega hasta el Parque. Comer buen pescaíto es posible gracias a la cofradía de El Rico, que junto con el restaurante Los Mellizos ha montado una caseta en la puerta del edificio antiguo de la Diputación.

La ochava, como se llama la caseta por la forma peculiar del palio de la Virgen del Amor, tiene un lema que va que ni pintado con el espíritu de la hermandad:«Vive la libertad». Y como no podía ser de otra manera, sobre la barca que sirve para asar las sardina cuelga un cartel que reza: «El Rico con las tradiciones malagueñas».

Ya se sabe, los cofrades los son durante todo el año, pero eso no quita para que durante los días de Feria cambien el hábito y la penitencia por las camisetas de trabajo y la diversión a ritmo de canción del verano. Aunque tampoco faltan las marchas procesionales en los cierres de las casetas la Malagueña Virgen de la Paloma o Cristo del Amor, que sirven para recoger a buen ritmo y dar por terminado otro intenso día de trabajo en hermandad.

Reportajes de Feria (III)

AMARGO DEJA UN BUEN SABOR FLAMENCO
La sala vive su primera feria tras consolidarse como lugar de encuentro todo el año

20 de agosto
F.J. CRISTÓFOL / Málaga
Hasta hace poco tiempo los aficionados al flamenco tenían pocos sitios a los que acudir. La Taberna Flamenca, que estaba en calle Mosquera, cerró y dejó huérfanos a los amantes de las rumbas o las sevillanas. Sólo quedaba La Garrocha, en Mitjana, «el lugar donde el tiempo no transcurre», así reza el lema del bar que regenta Toñi, uno de los clásicos de la noche malagueña.

Hace menos de un año apareció, como de la nada, la Sala Amargo, en la calle Ramón Franquelo, una de las callejuelas que unen Álamos y Beatas. Justo enfrente de la Peña Juan Breva, dos pequeñas puertas rojas dan la entrada a otra dimensión. Acostumbrados a hacer colas para escuchar a Lady Gaga o El Canto del Loco en la discoteca de al lado, el famoso Liceo, nadie puede imaginarse que en los bajos de ese edificio haya una taberna flamenca.

La Sala Amargo es un local muy especial, como asegura José Carlos, uno de los socios que se encargan de que no falte la buena música. «El sitio es distinto a cualquier cosa que haya en el centro, aquí es Feria, Semana Santa y Carnaval todo el año» y toros, que tampoco faltan. Un capote ajado y lleno de sangre cuelga de una de las paredes principales. En esa misma pared, a más de tres metros de altura, un proyector refleja durante toda la noche imágenes de tronos por la Alameda, vídeos de la Virgen del Rocío o los magníficos reportajes del toro en el campo del programa Toros para todos.

Conseguir en menos de un año que un bar sea el referente de un grupo no es fácil, pero José Carlos lo tenía claro: «Yo tenía ganas de montar una cosa así, pero no quería dejar a mi mujer y a mi hijo para irme a trabajar por la noche a cualquier cosa, tenía que ser para algo muy grande… y parece que lo estamos consiguiendo después de muchos meses tirando ahora estamos recogiendo los frutos», afirma orgulloso.

El ambiente de cualquier fin de semana del año no es muy distinto al que se puede encontrar en Feria. Amargo es un bar para bailar sevillanas, tocar las palmas por rumbas o cantar por Los Delinqüentes sin que nadie te mire raro. Al entrar, uno puede desconcertarse, huele a incienso, hay un burladero en la entrada y fotos de toros y de la Virgen del Rocío. «Son detalles que hacen de la sala un sitio muy especial. Además sabemos qué tipo de gente viene, aquí al final nos conocemos todos», afirma José Carlos.

El local tiene dos niveles separados por unos escalones. Arriba, en la entrada, la barra principal está llena de fotos de Cristos y Vírgenes de Semana Santa y un capillo de la cofradía de los Gitanos, pero abajo es donde se forma el lío. Otra barra y un pequeño tablao con dos micros preparados anuncian que todos los días de feria hay actuaciones en directo. A partir de las 5 de la tarde Amargo se abre para tomarse los pelotazos más flamencos del centro, sin pachangueo, sin reggaetón, sin pop… sólo flamenco.

Además, el bar cuenta con un grupo que lleva el mismo nombre. El cuadro Amargo lo forman cuatro jóvenes malagueños con mucho arte: Curro y Carlos son la voz a la que acompañan Alex y Sergio con el cajón flamenco y la guitarra. Ayer actuaron en la sala, y esta noche lo harán en la sucursal que Amargo tiene en el Real, la caseta Azabache, a partir de la medianoche. El grupo flamenco tiene una agenda repleta con dobles actuaciones desde el viernes de los fuegos hasta el sábado que viene para cerrar la Feria más flamenca.

Cuando acaban las actuaciones sigue la música, y cuando suenan las sevillanas Amargo parece que multiplica su espacio, de repente las parejas sacan sitio de donde no lo hay y empiezan a bailar al ritmo de Ecos del Rocío o de Amigos de Gines. Por supuesto , no pueden faltar las rumbas de Siempre Así, el grupo sevillano que revolucionó con sus rumbas un panorama musical que se había prestado poco a la evolución y que este verano está ayudando a llevar mejor la crisis gracias a su canción Completamente tieso. Y como el ambiente de Amargo es casi familiar, la clientela se enaltece cuando suena Nolasco y Las cosas pequeñitas, esa que dice «Y es el ambiente de un bar, las copas con mis amigos…». Y ahora en Feria a disfrutar por la noche y por el día saboreando Amargo que deja un buen sabor de boca.

Reportajes de Feria (II)

TRAS LA ESTELA DE HEMINGWAY
Peñas taurinas de Estados Unidos visitan Málaga para conocer la ciudad en fiestas

18 de agosto
F.J. CRISTÓFOL / Málaga
De un tiempo a esta parte, muchas mujeres se visten utilizando complementos taurinos, las famosas manoletinas, llaveros con machos –que son las borlas que cuelgan de los trajes de los toreros– o bolsos con los colores del capote o la muleta. Es algo que es muy habitual sobre todo en Andalucía. Pero, ¿qué pensarán en Estados Unidos al ver a una señora con un bolso con los colores de la muleta colgando del brazo? Seguramente nadie sepa qué significa.

La afición estadounidense no es especialmente numerosa, pero existe. Lore Monnig es la presidenta del New York City Club Taurino (NYCCT), que forma parte de la National Association of Taurine Clubs of the United States of America (NATC). Los neoyorquinos han sido los encargados de organizar la convención anual de la NATC, y han elegido Málaga para conocer la ciudad durante las fiestas y así poder ver una de las mejores ferias taurinas del Mediterráneo.

Monnig visitó Málaga hace años, y de entonces recuerda que «era otro ambiente, ahora es más serio, lo cual es bueno». Con un español casi perfecto, Monnig se dirige a todos los curiosos que le preguntan por su procedencia. Este año los abonados a La Malagueta son más de 5.500, y entre ellos se encuentran estos 27 estadounidenses: «Tenemos los mejores sitios de la plaza, tendido de sombra, en el 7», asegura la presidenta del NYCCT.

La NATC se fundó en 1963, y poco a poco fue creciendo. A Málaga han llegado 10 asociaciones desde distintos puntos de la geografía estadounidense. Además del NYCCT, desde California han venido tres clubes, uno de San Francisco, otro de Chula Vista y Los Aficionados, de Los Ángeles. También Chicago (Illinois) está representado por dos peñas, como Florida. Y desde Texas han llegado representantes de la peña Barrera Taurina, de El Paso.

Conociendo la cultura de Estados Unidos, sólo hace falta escuchar cómo cuentan sus actos sociales para imaginárselos. Los Aficionados de Los Ángeles celebró el 60 aniversario de su fundación con una «elegante cena y posterior baile», según narran los que han venido a Málaga. Pero en Nueva York no le van a la zaga y son famosas las cenas de gala a las que acuden grandes figuras del toreo como Enrique Ponce o Joselito.

Málaga es la sexta ciudad española que visitan. Normalmente celebran la convención anual en alguna ciudad española o mexicana, y el año pasado escogieron Logroño. «Allí no nos recibió el alcalde. Aunque lo conocimos, no es como aquí. El turismo en el sur está mucho más organizado», aseguró Lore Monnig. El alcalde, Francisco de la Torre, dedicó unas palabras a los aficionados y les hizo saber que «gracias a la afición a los toros existen muchos lazos de unión entre la cultura hispana y la estadounidense. Y también gracias a Hemingway, que trasladó sus conocimientos a aquel país». De la Torre entregó una medalla de la ciudad a cada uno de los aficionados, y éstos correspondieron entregando la medalla de honor de la NATC al alcalde, que brindó «por dos grandes países, Estados Unidos y España».

Hoy, los estadounidenses tienen un día completo de actividades. Por la mañana tendrán una visita turística a la ciudad, antes de los toros repondrán fuerzas en el restaurante Doña Pepa, cerca de la plaza de toros, y por la noche, después de ocupar sus asientos en el tendido 7, a disfrutar del Real de la Feria.

Sin duda, ser aficionado a los toros en Estados Unidos es algo caro. La convención anual es una celebración por todo lo alto. Al billete de avión desde las ciudades de origen (un mínimo de 600 euros), hay que sumar los gastos en la ciudad, que no son pocos. Un abono en el tendido 7 de La Malagueta cuesta 513 euros, y el alojamiento durante 10 noches en el hotel Málaga Palacio supera también los 600 euros, además de los gastos personales.

El domingo tomarán el camino de vuelta a casa y contarán a sus compañeros sus vivencias. Sus amigos, los que no son aficionados, tienen una concepción muy variada del toreo, como comenta Lore Monnig: «Hay mucha gente que tiene un concepto muy romántico del toreo, aunque no lo conozcan han visto películas como Sangre y arena. Después hay otros que dicen que es algo horrible… pero se comen sus bistecs».

Reportajes de Feria (I)

¡QUE EL RITMO NO PARE!
Los pinchadiscos levantan el ánimo en la feria con temas de Macaco o Lady Gaga
17 de agosto
F.J. CRISTÓFOL / Málaga

Please don´t stop the music. Muchos malagueños parecen tener en mente esas palabras; «¡Que no acabe la música!». De la Feria del Centro a la del Real sin parar, pero siempre con música. De hecho, la canción de Rihanna es una de las que más fuerte está pegando en las fiestas. Y, claro, para que esto funcione hace falta que alguien esté detrás de las máquinas: los Dj´s, currantes de la feria que se encargan de que el ritmo no pare.

Discjockeys, pinchadiscos o como les quieran llamar, lo cierto es que pasar la feria levantando ánimos desde detrás de la barra o una torreta es, cuanto menos, una mirada distinta y especial de la gente que se mueve por los recintos feriales. Pero los Dj´s tienen algo de magos y, muchas veces, se saben adelantar a los deseos de los locos del baile.

Las casetas del Real cuidan mucho los estilos musicales. Uno sabe dónde no va a escuchar reggaetón o adónde ir para evitar escuchar alguna rumba de Siempre Así, pero de lo que nadie se libra es de los grandes clásicos, como Raffaella Carrà y su archifamoso Para hacer bien el amor, que desata los más básicos instintos de los feriantes y se desgañitan en espectaculares ceremonias de apareamiento.

La Espiga es uno de esos reductos en los que no hay problema en mezclar a Lady Gaga y su Pokerface con Seguridad Social y Chiquilla o un poquito de flamenco. Su Dj sabe lo que hace «son muchos años con un estilo. La gente que viene a esta caseta sabe lo que quiere y sabe qué música se va a encontrar».

En la misma zona, la caseta de El Portón estrenaba un Dj de lujo, Javier Arquimbau, uno de los más populares y solicitados en Málaga. La caseta de la peña El Portón es un estilo peculiar, en la que se unen jóvenes de 24 años con personas de más de 50. «Esta es una caseta donde todo se baila, es un ambiente elegante y sofisticado y es muy agradecido. Aquí caben desde sevillanas y rumbas a lo más actual».

Este tipo de casetas se prestan mucho al pachangueo y la música comercial, de ahí que Macaco sea de lo más bailado en estos primeros días de Feria. «Este ambiente también agradece mucho los grandes éxitos de otros veranos, incluso otra música que en otros sitios estaría fuera de lugar como Alaska y Dinarama o Paloma San Basilio. Es un gustazo», asegura Arquimbau.

Son muchos años de profesión los que lleva a las espaldas, por eso Arquimbau tiene muchos ases en la manga: «Tengo un show que varía un poco, pero la esencia no cambia. Por ejemplo, cuando ves que esto se viene abajo hay temas que te revolucionan un poco, como Paquito el Chocolatero. Pero por ahora no he tenido que utilizarlo. Este año la gente tiene muchas ganas”.

Con más de ocho horas seguidas de trabajo, los pinchadiscos pueden cobrar entre 100 y 300 euros diarios, dependiendo de la caseta. Más que sufrido, el trabajo del encargado de la música requiere estar toda la noche en guardia, un solo error puede hacer que la caseta se desinfle y en cuestión de dos canciones mal colocadas se pueda ir al traste la noche.

Entrar en una caseta y escuchar algún tema movido de Black Eyed Peas es un valor seguro. El pinchadiscos de la caseta de Amigos de Siempre Así –uno de los bares históricos del Centro, desaparecido hace un par de años–, Nacho Gutiérrez, tiene la clave para que la fiesta no decaiga: «El tema está en que sean las chicas las que bailen, no por machismo, sino porque tienen el ritmo, y si ellas bailan, la caseta se viene arriba».

Para Gutiérrez hay algunos clásicos que siempre piden y que no pueden faltar, como Miguel Bosé, Paulina Rubio o Shakira, garantía de baile y ritmo para que la fiesta vaya perfecta hasta la hora del cierre de la caseta. «La gente pide casi siempre lo mismo, las canciones de siempre y luego una selección de las cosas nuevas que salen en verano, como Macaco o Lady Gaga, que este año pegan fuerte».

En los bares del Centro, en las casetas del Real y, por supuesto, el resto del año, los Dj´s son esos vigilantes que siempre están atentos de que el ritmo no pare, como cantaba Patricia Manterola en aquel hit veraniego. La feria no sería lo mismo sin alguien que se encargara de poner un poquito de orden en la música.

Gabirol sigue esperando su gloria

F.J. CRISTÓFOL / Málaga
La muchas veces olvidada judería de Málaga tiene uno de sus lugares más tranquilos en la calle Alcazabilla, justo en la parte trasera del Museo Picasso. Los jardines de Ibn Gabirol se alzan como un mínimo espacio vegetal que da salida, desde los callejones traseros de la iglesia de San Agustín y la plazuela de la biblioteca del museo, a la Alcazaba y el Teatro Romano.

Hace menos de una década, antes de que comenzaran las obras del Museo Picasso, una escultura del filósofo y poeta judío nacido en Málaga en 1021 presidía aquellos jardines a los que da nombre. Lo hacía sobre un pedestal, y su mirada se perdía en dirección a la Alcazaba. En la piedra que lo sostenía, al menos se podía leer quién era, dónde nació y a qué se dedicó. Pero aquello eran otros tiempos. Ahora no hay ni una placa con su nombre.

El escultor estadounidense Reed Amstrong (Greenwich, Connecticut, 1937) realizó en 1969 una escultura de Gabirol. Por aquella época se situaba delante de la Casa de la Cultura, aquel edificio que, paradójicamente, pisaba con sus cimientos el Teatro Romano, ahora adalid de la cultura malacitana.

A partir de 2005, Gabirol fue bajado del pedestal para tocar con sus plantas el suelo de los jardines. Desde entonces nada lo identifica, y simplemente es el viejo que sostiene el pergamino. No deja de ser anecdótico que el filósofo y poeta viviera hasta los 37 años, por lo que no llegaría nunca a ser ese anciano pensativo que representa Amstrong en su obra.

El escultor, cuando visitó Málaga en 2005, declaró que «con gran tristeza» observó que la estatua «estaba en el suelo, sin pedestal» y que «había sufrido daños serios en su pátina y superficie y era objeto de atracción para los perros en sus urgencias». Un tiempo después de aquello, junto a la efigie de Gabirol apareció un precioso pedestal de mármol amarillo, sin ninguna inscripción ni grabado. Al menos, parecía que el Área de Cultura se había preocupado de restaurar la figura a su altura, aunque ya no mirase a la Alcazaba sino a la calle Zegrí y la futura plaza de la Nieve.

La obra filosófica y poética de Gabirol ha trascendido a lo largo de la historia. Su más importante ensayo fue Fons Vitae (Fuente de vida) que ha sido un referente para los franciscanos, que fueron los encargados de traducir la obra de Avicebrón, como también era conocido, al latín. Tanta repercusión llegó a tener su obra que el poeta y ensayista alemán del siglo XIX, Heinrich Heine, llegó a afirmar que Ibn Gabirol fue «poeta entre los filósofos y filósofo entre los poetas».

Aunque el Ayuntamiento lleva desde 2005 asegurando que alzará la escultura del filósofo, hasta ahora no se ha visto mucho movimiento. Es por eso que algunos ciudadanos están tratando de dar a conocer a la figura del pensador judío. Una semana antes de feria apareció a los pies de Gabirol un forro de plástico con un folio en el que se podía leer «Ibn Gabirol. Málaga 1021 - Valencia 1058» y un fragmento de la elegía que escribió tras la muerte de su maestro Yequtiel. Con la feria y el bullicio aquella identificación desapareció.

Málaga tiene en Ibn Gabirol un gran exponente cultural por explotar de cara a la candidatura a Capital Cultural Europea en 2016. No estaría de más restablecer la escultura del filósofo y poeta a la concepción original del artista que la creó y así, de paso, alzar su figura no sólo físicamente.

Noticia publicada en El Mundo de Málaga el jueves 27 de agosto.

In media virtus

Recibo los siguientes comentarios a "El camino a seguir":
Pacopi dijo...

Dell`Olmo lo mejor que puede hacer es irse, dimitir. Nos ha tomado el pelo a todos

Vamos por partes, respondo yo. Con mesura y tranquilidad. ¿Lo mejor que puede hacer Dell´Olmo es irse? No. Lo mejor que puede hacer Dell´Olmo es seguir en la senda correcta.No me va nada en esta vida con Ildefonso. De hecho no me va nada en esta vida que no sea con mi familia. No me juego nada. Soy periodista, no crítico taurino. Símplemente me considero aficionado. Tengo 24 años y llevo 10 viendo toros. Pocos, sin duda, y me falta mucho campo. No creo que Ildefonso haya tomado el pelo a nadie. Al contrario, ha sido profesor de 9.950 personas en La Malagueta, se ha llevado broncas inmerecidas y ha cometido errores que tienen explicación. ¿Los gatos de Juan Pedro o un altercado público? El interés general, a veces, está por encima de otras cosas. Yo sólo le pongo un pero evidente al presidente: Las dos orejas a Ponce.

Y a "Del público al aficionado":
malagueto dijo... No diga chorradas y no suponga nada. Los toros que lidió Joselito en Bilbao, los habían reseñado en el mes de Noviembre la junta rectora. Palabras dichas por José Miguel Arroyo JOSELITO, en el hotel Inaduchu de Bilbao en una tertulia de la que le puedo aportar fotos.
En cuanto a la corrida rechazada de Málaga, dijo que se a pidieron tres días antes y que era en la linea de las que antes se habían lidiado en Málaga. Entonces le pregunté si El Ecijano había ido con billete pequeño a comprarla y con una sonrisa picarona dijo: no sé el tamaño de los billetes, pero desde luego, era lo que tenía y en estas fechas no se puede comprar una corrida para plaza de primera. La flor de las camadas estan vendidas desde hace meses.

Pacopi dijo...

Desde luego con aficionados como tu, nunca podremos tener el toro de Madrid. Evidentemente, tu muy demócrata no debes ser, por lo que no me publicaras el comentario. Pero al menos lo leeras

Pacopi dijo...

Esos Toros no fueron lidiados en Bilbao. El propio Pepito Arroyo dijo en Bilbao que esos toros (los de Bilbao) se los compró la empresa en el mes de Diciembre y los de Málaga, rechazados, se los compraron 48 horas antes y vendio lo qeu tenía: Así que nos nos confundamos, No cabe en cabeza humana que una corrida de seis gatos pase en Bilbao
Un saludo


Efectivamente, no soy demócrata Pacopi, soy lo siguiente. Me considero demócrata y liberal, por eso he decidido salir a tomar una cerveza después de salir a trabajar y he moderado los comentarios. La única idea de moderarlos es conocerlos de antemano. Mientras no se me insulte a mi o a alguien sin motivo de por medio, publicaré todos los comentarios.

¿La empresa? Eso es otro punto. Yo no entro a valorar a la empresa, porque eso necesita mucho análisis. ¿Es Puche el culpable? Algunos en sus blogs apuntan que sí. Yo, iluso, lo exculpo. Sin ningún problema podemos debatir esto en persona. Llevo mucho tiempo leyendoos (Pacopi, malagueto, Agustín Hervás) y creo que puedo aprender mucho de vosotros, pero siempre desde la mesura.

He empezado todos mis post, o al menos lo he recalcado entre los párrafos, que siempre hablo desde mi corto entender. Siento que con aficionaduchos como yo nunca lleguemos a poder exigir un toro como el de Madrid. Yo sé que podremos, pero tiempo al tiempo. Somos muy nuevos en esto. Toda gran obra tiene que empezar por los cimientos. Queridos amigos, seamos realistas, 50 o 100 personas buscan toro en La Malagueta: estamos ante el puro marketing. Lo necesario es seguir en el camino en el que estamos. Labor didáctica.

¿Con aficionados como yo no llegaremos a ser de primera? Una lástima. Yo creo, repito, que poco a poco seremos una referencia en toro. Ya lo somos en toreros. No me importa recibir críticas. Es una gran manera para aprender. No tengo problema en seguir respondiendo, para eso están los blogs. La interactividad como fin de la comunicación. Yo me mantengo en mis trece. La presidencia este año ha estado correcta. Creo de Dell´Olmo ha estado de notable, no me tiembla el pulso al escribirlo, así es. No busco el favor de nadie, como todos los que escribimos en blogs.

Repito, tengo 24 años, llevo 10 viendo toros. Hasta hace dos años me consideraba torerista y poco a poco me estoy convirtiendo en torista. Pero, efectivamente, todo lleva su tiempo. Podría asemejar al público de Málaga a mi mismo hace un tiempo. A ver toreros se aprende rápido; a ver toros se aprende con tiempo, mucho tiempo. Hay gente que ve un gato chorreao o un burraco y chilla "ooooh" sólo por la capa del toro. Hay que dar tiempo. Los 20 o 30 que están en el tendido 6 son un reflejo de lo que algún día deberíamos ser. Pero los otros 9.950 necesitan tiempo... hay casos en los que ni siquiera con tiempo.

Ojalá todo el público de La Malagueta fuera Antonio Hidalgo, o El Gasolina, El Monaguillo, Paquito Ceballos o Farelo... pero no, hay gente que paga la entrada para ver espectáculo... Ese es otro capítulo aparte, ese paso del rito al espectáculo. Qué difícil es todo esto. Hay que ir poco a poco amigos, y en el término medio está la virtud. Tiempo al tiempo...

¡Qué bueno es el deporte!

Últimamente he comenzado a correr. Comencé hace aproximadamente un mes, con la ayuda de mi 'personal trainer', Emilio G. Gómez, y ya, como los bebés que se separan de sus padres, he ido poco a poco aprendiendo a salir solo y realizar un circuito que antes se me antojaba aburrido, imposible e irrealizable. Es simple, la salida desde Antonio Martín, llegada al tranvía y vuelta, sin parar. Velocidad baja, no me propongo correr rápido, símplemente moverme.

Después de la estúpida reflexión inicial, voy al meollo de la cuestión. Miércoles, 26 de agosto, 10:15 horas, Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso. Una joven pasea. Bien, como ella otras muchas, pero esta me llama especialmente la atención. Es rubia, de mediana estatura, va vestida con unas mallas negras hasta los tobillos y una camiseta blanca. La ropa realza su figura, unos pechos exuberantes, excesivos para su delgadez. Las mallas marcan sus curvas y alargan sus piernas hasta el infinito.

Pasea, despreocupada, con su iPod en la mano. Tan deportista ella, en la cabeza lleva calada una gorra blanca con un friso con la bandera de España y tapa sus ojos, probablemente aún cansados, con unas gigantescas gafas de sol de Channel. Despreocupada, como digo, pasea escuchando música. Un relajante paseo. Es, símplemente, una chica que anda por el Paseo Marítimo un miércoles de agosto por la mañana. ¿Parada? ¿De vacaciones? ¿Entra más tarde a trabajar? ¿Estudiante?... A mi, corriendo, me asaltan miles de dudas acerca de ella, de su personalidad, de su interior.

Llegué al tranvía, todavía pensativo acerca de su belleza y de todo lo que podría esconder la chica de las gafas Channel y el iPod. Volví, y mientras seguía dándole vueltas a la melena rubia recogida en la gorra blanca, me la crucé otra vez. Probablemente, ahora, cada vez que salga a correr, lo haga pensando en cruzarme a esta chica. Dicen que es importante encontrar motivación... quizá ella sea la zanahoria que va al final del palo que llevo atado al cuello.

Tranquilos, no estoy loco... o sólo un poco.

Del público al aficionado

Sí, como leo por algún comentario, Málaga es de primera. ¿Deberíamos gozar de esos privilegios? Sin duda, sí. ¿Gozamos de ellos? No. ¿Por qué no gozamos de todos los privilegios de una plaza de primera categoría? Es obvio. Málaga no tiene afición al toro. ¿Estamos avanzando? Sin duda, sí. Pero todo camino es largo. Quien me conoce sabe sobradamente que no soy complaciente con nadie. No me caso con nadie. Si defiendo a alguien lo hago por propia convicción. Punto.

Leo en un comentario que somos de primera. Sí que lo somos. Lo somos administrativamente, lo somos en los honorarios de los toreros y los seremos, si seguimos así, en la presentación de los toros. Donde no somos de primera somos en el público. Yo defiendo una postura intermedia. No defiendo el excesivo orejismo del público, como llaman algunos, del 'Mundo Feliz'. Por supuesto que no. Pero tampoco comparto el exceso de crítica. Con esto no busco enemigos, ni mucho menos. Busco hacer ver que mi postura y mi opinión es tan respetable como la de cualquiera: siempre desde mi corto entender.

Ducho en ver toreros y neófito en ver toros, me considero muy crítico en la plaza. Este año he sentido vergüenza ajena de Ponce, y ha quedado segundo en el Capote de Paseo. Pero es cuestión de gustos. Siempre me he considerado poncista, pero este año me ha parecido mal. No todo, porque sí, torea con exceso de pico, pero torea y le saca faena a una vaca lechera. Pero como se dice: "el toreo es engañar sin mentir", y un poco de mentirijilla sí que hubo con Ponce, y como Málaga es como es, tragó y picó con el pico. Si picaron 9950 espectadores, y más de un crítico experto... Ildefonso Falcones dice hoy en El Mundo que la masa no puede estar equivocada. Eso no se lo cree ni el.

Málaga ha dado un paso adelante con los toros. No cabe ninguna duda. Y lo ha dado con la Feria empezada y con un cabeza de turco puntual: Joselito. Joselito se comió sus 6 toros que después se supone que fueron lidiados en Bilbao, excelentes de presentación. José Miguel Arroyo avisó de lo que nos esperaba en la Feria... Pues sí, la Feria ha sido un gran fraude en el ganado, pero por su comportamiento, no precisamente porque la presentación andara por los cauces de años anteriores.

Ahora se presenta la diatriba ¿toro de Málaga o toro de primera? Yo pienso que lo bonito sería toro de plaza de primera, pero no todos los días son fiesta. Esto es como los teóricos: siempre hay una corriente crítica (la que analiza la utopía) y la normativa (los que ven cómo son las cosas y son realistas). Yo, nuevamente, me sitúo en la mitad. Madrid es la única plaza que puede exigir un toro para Madrid, igual que Sevilla sólo puede exigir el toro de Sevilla. Málaga tiene lo que tiene. ¿Qué debemos mejorar? Sí. Pero Málaga no es Madrid. En Málaga no se pitará a un toro mal presentado, porque Málaga no es torista, pese a quien pese.

Málaga es, como cada ciudad, diferente. ¿Puede Málaga exigir un toro como el de Madrid? Ojalá, pero nos encontramos con un concepto totalmente marketiniano de la situación: Madrid vende, Málaga no. Administrativamente y en honorarios somos de primera, pero la concepción generalizada en el mundo del toro es que Málaga es una plaza de 1ªB, Bilbao todavía está y estará un paso por delante para los taurinos, por coincidencia de fechas.

Queda un largo camino por recorrer y, desde mi corta experiencia, creo que estamos en la senda adecuada. Escribí yo, y al día siguiente me dí cuenta de que Carlos Crivell escribió algo parecido: estamos en el camino correcto. Hace falta mucha labor didáctica para que el público aprenda a exigir. Las grandes obras tardan en culminarse, pero hay que empezar por los cimientos. Este año ha habido cosas malas y cosas buenas, como en todo. Pero creo que el camino es el correcto. Este año he cambiado mi abono de andanada de sol a andanada de sombra. Poco a poco o iré mejorando, y estoy seguro de que con esta marcha en esta dirección, cuando llegue a tendido criticaremos otras cosas. Poco a poco, que el tiempo es el que da y quita razones.

Un fin de Feria sin traca

La ciudad todavía huele al menjunje pegajoso que empapa en el suelo: vino dulce, cerveza, tinto de verano, cubalitros, mezclado de trozos de catavinos de plástico, abanicos de cartón y folletos promocionales de papel. Los que hasta ayer buscaban un momento para quitarse la camiseta en plena calle Larios, mañana quizá tengan que volver a ponerse el traje. Sí, el domingo es el día de los estertores de la Feria, un día tonto en el que pocos saben qué hacer y muchos lo usan para pegar los últimos coletazos de unas fiestas eternas.

El último día de Feria es un día de reflexión, no sólo por las locuras que el exceso de Cartojal haya podido provocar; lo es porque para muchos jóvenes empiezan ahora unas semanas algo duras. Jaime es estudiante de Medicina y recorría ayer el Centro Histórico con una convicción clara: «He venido a cerrar la Feria a lo grande, voy a comer por Pozos Dulces, después me voy a los toros, a las dos corridas y en cuanto termine la nocturna me voy al Real hasta que me echen de las casetas, y para rematar, a desayunar al Flor, en La Malagueta». De esta forma, muchos estudiantes esperan retrasar el mal trago de desempolvar los apuntes que se amontonan debajo de la ropa sucia de una Feria que no quieren que nunca acabe.

Si los estudiantes tienen pocas ganas de que esto termine, ni que decir tiene que los vendedores ambulantes prorrogarían la Feria otros 10 días más. María Ortiz lleva en calle Larios desde el sábado por la mañana y, obviamente, ha notado un descenso en las ventas, «pero poco», afirma la tendera. Según Ortiz, «cuando uno va con una copa de más hay veces que no escatima en gastos», y menos si es para mimetizarse en el ambiente que rodea a la Plaza de la Constitución, y la mejor manera de no llamar la atención es llevar un delantal o un sombrero, cuanto más esperpéntico y grande, mejor.

No todos los currantes de la Feria son tan optimistas. Paco López vende catavinos por calle Granada y este año ha sido el peor de los ocho que lleva. Tiene varios modelos y el que más ha vendido este año ha sido el que lleva grabado sobre el cuero marrón el escudo del Málaga Club de Fútbol. «Este año, con la temporada tan buena que hemos hecho, la gente está loca con el equipo, nada más que hay que ver la de gente que lleva la camiseta». Los catavinos que sobren los guardará hasta el año que viene, «con un agüita al cristal, el año que viene están como nuevos».

Nadie se salva del trajín de la Feria; hay algunos, como Julián Navarro, que han estado toda la semana apostados en la barra de una caseta comiendo tortilla, gambas rebozadas y pinchitos, pero no con toda la tranquilidad deseada. Es el caso de aquellos que no descansan ni en vacaciones porque su trabajo no se lo permite, es el caso de los ejecutivos de cuentas publicitarias. «En Feria muchos clientes vienen a disfrutar con nosotros, y nosotros estamos encantados de estar con ellos, es otra forma de tomarnos nuestro trabajo», afirma Navarro. «En esta semana sólo me he tomado un vaso de Cartojal. Un día un compañero se empeñó en que me bebiera un pelotazo y, como el camarero me conoce, le dije que me pusiera agua con gas, al menos se creyeron que me estaba tomando un gintónic».

Se acabó lo que se daba. Este año el concejal delegado de Cultura, Miguel Briones, ha decidido que, para ahorrar por la crisis, no haya fuegos artificiales de fin de Feria. Seguramente más de uno andará alelado unos días, viviendo de los restos que dejan 10 días de fiesta continua y sin despertarse del largo sueño de la resaca. Este año no habrá cohetes ni traca que anuncien el fin de fiestas, así que ya hay excusa para seguir de juerga hasta agosto del año que viene.

Pasaban los días

Pasaban los días y Jesús no se enteraba de que la Feria había acabado. Después de 10 días malviviendo con dos botellas de cartojal por las mañanas, una bota de moscatel en los toros y una botella de whisky en el Real al día, Jesús continuaba sumido en aquel desesperante estado de embriaguez. Era miércoles y estaba tirado en la playa de Pedregalejo, la Feria acabó el domingo por la noche, y debe ser que, como este año no ha habido fuegos, Jesús no sabía que había terminado. Pero sí, había terminado, y ahora la gente le miraba con cara rara. La misma gente que días antes el vitoreaba ahora lo daban por muerto. "Mamá, ¿respira?", "quita hijo, no te acerques".

Jesús me había repetido durante la Feria que él sabía lo que hacía. Llevaba tiempo soñando con amar léntamente a aquella chica morena, alta, de ojos rasgados. Ella ni siquiera sabía quién era ese chico bajito, con poco pelo para sus 24 años, en ningún momento reparó en él. Eso a Jesús le enervaba. Le hacía beber más. Llevaba meses sin beber, haciendo deportes y casi sin comer y, cuando lo hacía trataba de expulsar los demonios de la grasa de su cuerpo.

Ahora, ese muñeco sin fuerzas era Jesús. Daba pena verlo. Blanco como la leche en toda aquella zona que las bermudas y los polos le habían tapado durante los días de fiestas, ahora, tirado como un borracho neoyorkino, yacía en la playa, cuasi moribundo, amorrado a una botella de vino metida en una bolsa de cartón del McDonald´s, todo aquel montaje dotaba a la imagen de aquel giñapo de un áura decadente. Parecía que todo estuviera preparado. Todo listo. Sólo faltaba alguien que le hiciera rodar hasta el agua y se sentara en la orilla a ver como aquel cadáver viviente se alejaba, bocabajo, camino de tierras africanas.

Aquel personaje no aparecía, y como era justo y necesario que alguien lo hiciera, me acerqué, saludé a Jesús, maloliente y pegajoso -una mezcla de humedad y tinto de verano- le dije que necesitaba su toalla. La cogí de los cuatro picos, y como un sudario, como en su propia mortaja, anduve trasladando a aquel Jesucristo hasta el final del espigón. Me daba igual que hubiera una farola, sólo estaba haciéndole un favor. Lo arroje al agua, con tal mala suerte que su nuca se golpeó contra una piedra. Era noche de luna llena, y vi, perfectamente, como una mezcla de vino tinto y sangre marcaba el rastro que nunca nadie debería volver a seguir. Adiós amigo.

El camino a seguir

Don Ildefonso Dell'Olmo lo ha marcado. El camino a seguir para que La Malagueta sea, de verdad, de primera categoría. Lo ha hecho en los corrales y, ¡oh, sorpresa!, lo ha hecho en el palco. Había quien le tildaba de poco serio y orejero después de Semana Santa, pues toma... De orejero nada. Aunque se le puede tachar de veloz a la hora de conceder el segundo trofeo a un Ponce que vino a torear de mentirijillas, estuvo de diez con Castella en la nocturna.

De los corrales ni hablemos, prefiero no saber que habría salido la plaza si Ildefonso no hubiera estado por ahí pululando con su equipo. Si Málaga quiere ser de primera, vamos por el camino correcto. Sí. A todo esto, después de cada punto añadan a todas las frases "a mi corto entender". Lo que escribo lo hago con lo poquito que sé de toros.

Por no hablar, por otra parte, de la labor didáctica que está realizando desde el palco. Málaga es una plaza con mucho público y poca afición, y la única manera, o creo yo que la mejor, de instruir al público es hacerle ver que si la estocada es defectuosa no se pueden dar dos orejas, o algo tan sencillo como que después de un pinchazo es muy dificil premiar con dos trofeos a un torero.

A Málaga le gusta un torero como a un tonto un lápiz. Así toree a un gato, mientras no cojee el público aguanta. Dell'Olmo se está ganando mucho enemigo gracias a su seriedad en los corrales. Es verdad que la presentación de las reses no ha sido siempre la mejor, pero si se han cambiado corridas enteras, no me quiero imaginar los animalitos que nos había traído. Joselito avisó de lo que nos esperaba y, después de mucho baile de corrales, parece que se ha equivocado. Joselito habló, y los presidentes actuaron para callarle la boca.

Dos orejas al presidente. Pero merecidas, no como las de Ponce.

De 'Woodstock' a La Malagueta

José Tomás, desde que retornó a las plazas, ha convertido cada una de sus actuaciones en un auténtico espectáculo, un acto social en el que no importa lo que pase después, sino lo que pase antes. Lo interesante es tener la entrada de José Tomás y poder decir "yo estuve allí". Eso, y esperar a la suerte de que tu entrada tenga premio. No hay pocos aficionados que vayan a la plaza con el gusanillo picando en el interior y el ángel malo diciendo "como se muera hoy el tipo este te forras vendiendo el papelito a cualquier chalao".

Es así. Si El Fandi llena las plazas para ver los 400 metros libres con quiebros y violines, José Tomás la llena de desalmados que esperan ver cómo el toro engancha el corbatín del torero y sueñan, en esos pocos segundos en los que el torero está en el aire, con que se quede en el sitio, o pierda la movilidad de alguna extremidad para así poder saciar su ego y decir "yo estuve allí".

Yo estuve allí, yo puedo decir que he estado ahí en la retirada de Juan José Trujillo, o que he estado en las alternativas de Joselito Ortega o El Capea... Sí, cierto, no vale tanto. Pero, ¿de qué sirve decir que estuve en el indulto de un novillo de El Cid en un festival? ¿O qué vi el indulto de un torazo por Enrique Ponce? Bah, eso no importa.

Además, estos día salen esas noticias recurrentes y estúpidas: "Vendo Jamón por 3.000 € y regalo entradas para José Tomás". Hay que ser gilipollas para comerse ese jamón. Es más, hay que ser gilipollas para aceptar semejante regalo. Este tipo de noticias se basan en chorradas. Porque un tipo ponga eso en internet no significa que haya quien lo pague. Símplemente sirve para que los listos, como yo, claro, digamos: "Fíjate el payaso este, se gasta 3000 euros por dos entradas y yo tengo mi abono por 115"...

Bueno, yo estaré allí, y en mi interior recorrerá el cántico ese de "esta tarde muere José Tomás", pero no lo desearé, porque, aunque cada vez sea menos tomasista, he de reconocer que no quiero que se cumplan los deseos más profundos del torero. Como cuando le dijo a José Ramón de la Morena, su compañero de negocios inmobiliarios esteponeros, que "hay tardes en las que hay que salir dispuesto a morir"... sí, pero hazlo en un tentadero. Yo quiero ver torear: la eutanasia está penada. La Malagueta será hoy el Woodstock de los taurinos, todos desearán haber ido.

Poquito a poco

Acaba de llegar mi hermana a casa. Esta Feria, como la pasada, la han llamado para trabajar en una caseta al mediodía en el Real. La Feria de día en Málaga siempre ha sido del Centro. O al menos eso era hasta hace poco. Un martes, sin ser feriado, el Real estaba a reventar desde el mediodía hasta las 10... Se ha empalmado el día con la noche, las cervezas con las copas.

Yo nunca he sido defensor de una Feria del Centro que no tiene sentido. Desde la creación al desbarajuste que hay hoy dista un abismo. Antes la gente comía en el centro, era algo interesante. Ahora la gente que quiere comer en la Feria se va al Real, que hay paella gratis, cerveza y tinto barato, autobús y microclima, algo de fresquito, pero sin exagerar. Además de lo que hay, no hay descamisados; pero hay caballos, que dan más presteza a la Feria, básicamente, los caballos hacen que la Feria parezca una Feria.

Defiendo la Feria de día en el Real. Por diferenciar, la Feria del Centro es como un gran findesemana eterno, que va desde el viernes de los fuegos hasta el sábado siguiente. Días de fiesta sin ningún sentido. Sin embargo, la Feria de día en el Real es eso, una Feria, con casetas, con calor, con gente que va a algo más que a emborracharse... No sé, tiene su puntito romántico. Ese puntito que siempre busco yo...

Adiós a los descamisados, hola a los caballistas vestidos de corto con las mujeres a la grupa, con el catavino colgando; adiós a los botellones desmedidos; hola al Cartojal y al rebujito a espuertas; adiós a salir con camisetas distintivas como "YouTube con tu novia", hola a gente paseando con carritos entre la tranquilidad. Lo dicho: ¡Hola Feria de día en el Real!

La calle Granada

Allí, donde descansa el templo más antiguo de la ciudad, donde se bautizó el infinito Picasso, donde los Gálvez resposan en un palacio vacío de historia pero lleno de futuro. Allí, en ese rincón, Málaga pasa de la historia y se reconvierte en un aparte de la ciudad. El botellón, últimamente prohibido por las autoridades, toma forma de calle añeja, de entrada moruna a la ciudad. Pero ahora no hay moros, sólo cristianos borrachos de Cartojal y tinto de verano.

Quien más y quien menos se convierte en fumador pasivo de porros; quien más y quien menos se come el sudor del de al lado, pero da igual. No hay dolor, no hay más que calor y bebida. De vez en cuando salen showarmas del bareto que hace esquina con Tomás de Cózar, o platos de jamón con litros y litros de Cartojal del Ultramarinos Zoilo.

La plaza de la Merced se queda desierta prácticamente, los bares de Álamos se rodean de colas interminables, la calle Comedias recibe los restos de Mitjana... Poco a poco, antes de las 6, la gente se dispersa camino de los bares para seguir la fiesta. El Centro se queda aparentemente vacío. Las calles empiezan a limpiarse para aguantar otro día, pero en los bares sigue la fiesta.

Pero siempre queda ese olor a cerveza y tinto de verano, ese pegajoso menjunje que riega Málaga durante los días de Feria. Pasear por la calle Granada a las 12 de la noche, cuando la gente ya va camino del Real se convierte en un verdadero escaparate de bestias. Pero el bestiario de la Feria necesita un aparte...

Portadas bonitas...

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Málaga es una ciudad bonita. Discutible para algunos, indiscutible para mi. Sin embargo, cada año por Feria aparece algo de arquitectura efímera en una ciudad que no sabe si avanzar o retroceder en lo que a arte se refiere. Parece que el Centro sirve para innovar. Después de muchos años con una portada al más puro estilo de finales del S. XIX, el Ayuntamiento decidió romper y encargar una portada picassiana a Eugenio Chicano, para después colocar un muro con macetas y luces de colorines. Casi muere el autor. A mi no me disgustó.

Ahora tenemos una portada muy original: las biznagas, 'mu' malagueñas, en la calle Larios. Yo estoy empezando a hartarme de lo picassiano, y estos detalles, como la nueva portada del Real (la fachada del remozado teatro Echegaray), me hacen pensar que hay alguien más como yo. Málaga es mucho más que Picasso, y Chicano es otra cosa que Picasso...

La portada lateral del Real, es siempre una agradable sorpresa. Lo fue cuando utilizaron La Farola, lo ha sido durante los años de la fachada del Rectorado y lo es ahora, con el Echegaray. La portada principal, la del edificio de Tabacalera es algo sublime. Podremos quejarnos de la Feria, pero la verdad es que el montaje y las infraestructuras son dificilmente mejorables.

Un año más quedaremos en la portada al bajarnos del 11 o del 3, o al llegar en taxi. Allí, miles de personas haciendo lo mismo que nosotros, esperar. La espera en la Feria, al menos, se ve aderezada con esa arquitectura efímera que nos regalan las portadas. Ni que decir tiene que la cercanía de los 'cacharritos' y los excesivos decibelios de los feriantes, ayudan también a los pobres que han de esperar horas mientras los otros están todavía comprando el botellón.

Cuenta atrás

La Feria de Málaga se divide en infinitas ramas: Centro, Real, Toros, playa, Malagueta... hasta la casa de cada uno. Cada cual se inventa su propia Feria. Yo, como otros muchos, soy feriante social. Es decir, para no hacer nada, uno se adapta. Ya se sabe, la supervivencia del más fuerte. Hay veces que mimetizarse con el ambiente es suficiente, no hacer ruido y ser uno más entre tanta gente.

No me gusta especialmente el ambiente que se respira en la ciudad durante estos días. La gente no responde a parámetros habituales de conducta. Lo que pasa en la Feria ahí se queda, no puedes juzgar a ningún malagueño por lo que haya hecho durante esos 10 u 11 días. Todos hemos sufrido o hemos hecho avergonzarse a nuestros cercanos en esos días. No pasa nada. Es Feria.

La Feria permite tanto como quieras. El Centro se convierte en un gran bar que nunca cierra, el Real se abre para ser el contenedor de miserias que nadie recordará en la cola del taxi. En las playas mueren las mañanas de resaca, y en la Malagueta, el barrio, también mueren noches de relax que buscan evitar los excesos de una noche en el Real.

Los toros, el ambiente, las tardes en Réding son un punto y aparte. Sí, hay borrachos, hay gente inesperada y malos rollos... pero es distinto. La gente que va a los toros, en su mayoría, está(mos) loca. ¡Va con pantalón largo y camisa en tardes de agosto! Al Real la gente va con pantalón largo por que sino no puede acceder a las casetas, pero... ¿a los toros? La gente se sigue tomando en serio ese acto social que es ir al espectáculo en la plaza. Ahora sólo queda que se tomen en serio también lo que pasa en medio de la plaza. A ver que pasa.

Centro Histérico

Málaga. Tres sílabas que llenan la boca de un malagueño orgulloso. De esos no hay muchos. De hecho, no hay muchos que estén orgullosos de ser malagueños todo el año. Yo, por ejemplo. Orgulloso de ser malagueño como el que más, sino el que más. Sin embargo, cuando llega agosto echo el freno.

Llega agosto, llega la Feria, llega el caos, el desorden: la jungla. El centro histórico de Málaga se convierte en centro histérico. Una jauría de leones, dominados por el Cartojal y otras sustancias psicotrópicas se adueñan de lo que durante el resto del año es un lugar de paseo y compras. ¡Ahora es la jungla!
Al más puro estilo '300' los malaguitas, extranjeros y advenedizos gritan eso de "¡Málaga, Málaga!" aderezado con grandes dosis del nada despectivo "¡Puta Sevilla!". Pura cultura. 2016.

La Feria del Centro de Málaga es... distinta. Como una buena discoteca está dividida por ambientes. El cofrade, que es tranquilo, el de comer, bailar sevillanas, tocar las palmas por rumbas. Un ambiente selecto... y escondido. en las afueras. En Pozos Dulces Fusionadas y en Gaona la Sangre.

Luego está el 100% fiestero. No importa el sitio, no importa la música, no importa la bebida. Sólo importa hacer el cafre. Es muy interesante. Sirve como terapia antiestrés. A veces viene bien soltarse la melena a ritmo de reggaeton y perderse entre la flora y la fauna más variada. Porque ya se sabe, en agosto, aunque no sea primavera, en Málaga florecen las más bellas especies. Bendita ironía.