Reportajes de Feria (III)
AMARGO DEJA UN BUEN SABOR FLAMENCO
La sala vive su primera feria tras consolidarse como lugar de encuentro todo el año
20 de agosto
F.J. CRISTÓFOL / Málaga
Hasta hace poco tiempo los aficionados al flamenco tenían pocos sitios a los que acudir. La Taberna Flamenca, que estaba en calle Mosquera, cerró y dejó huérfanos a los amantes de las rumbas o las sevillanas. Sólo quedaba La Garrocha, en Mitjana, «el lugar donde el tiempo no transcurre», así reza el lema del bar que regenta Toñi, uno de los clásicos de la noche malagueña.
Hace menos de un año apareció, como de la nada, la Sala Amargo, en la calle Ramón Franquelo, una de las callejuelas que unen Álamos y Beatas. Justo enfrente de la Peña Juan Breva, dos pequeñas puertas rojas dan la entrada a otra dimensión. Acostumbrados a hacer colas para escuchar a Lady Gaga o El Canto del Loco en la discoteca de al lado, el famoso Liceo, nadie puede imaginarse que en los bajos de ese edificio haya una taberna flamenca.
La Sala Amargo es un local muy especial, como asegura José Carlos, uno de los socios que se encargan de que no falte la buena música. «El sitio es distinto a cualquier cosa que haya en el centro, aquí es Feria, Semana Santa y Carnaval todo el año» y toros, que tampoco faltan. Un capote ajado y lleno de sangre cuelga de una de las paredes principales. En esa misma pared, a más de tres metros de altura, un proyector refleja durante toda la noche imágenes de tronos por la Alameda, vídeos de la Virgen del Rocío o los magníficos reportajes del toro en el campo del programa Toros para todos.
Conseguir en menos de un año que un bar sea el referente de un grupo no es fácil, pero José Carlos lo tenía claro: «Yo tenía ganas de montar una cosa así, pero no quería dejar a mi mujer y a mi hijo para irme a trabajar por la noche a cualquier cosa, tenía que ser para algo muy grande… y parece que lo estamos consiguiendo después de muchos meses tirando ahora estamos recogiendo los frutos», afirma orgulloso.
El ambiente de cualquier fin de semana del año no es muy distinto al que se puede encontrar en Feria. Amargo es un bar para bailar sevillanas, tocar las palmas por rumbas o cantar por Los Delinqüentes sin que nadie te mire raro. Al entrar, uno puede desconcertarse, huele a incienso, hay un burladero en la entrada y fotos de toros y de la Virgen del Rocío. «Son detalles que hacen de la sala un sitio muy especial. Además sabemos qué tipo de gente viene, aquí al final nos conocemos todos», afirma José Carlos.
El local tiene dos niveles separados por unos escalones. Arriba, en la entrada, la barra principal está llena de fotos de Cristos y Vírgenes de Semana Santa y un capillo de la cofradía de los Gitanos, pero abajo es donde se forma el lío. Otra barra y un pequeño tablao con dos micros preparados anuncian que todos los días de feria hay actuaciones en directo. A partir de las 5 de la tarde Amargo se abre para tomarse los pelotazos más flamencos del centro, sin pachangueo, sin reggaetón, sin pop… sólo flamenco.
Además, el bar cuenta con un grupo que lleva el mismo nombre. El cuadro Amargo lo forman cuatro jóvenes malagueños con mucho arte: Curro y Carlos son la voz a la que acompañan Alex y Sergio con el cajón flamenco y la guitarra. Ayer actuaron en la sala, y esta noche lo harán en la sucursal que Amargo tiene en el Real, la caseta Azabache, a partir de la medianoche. El grupo flamenco tiene una agenda repleta con dobles actuaciones desde el viernes de los fuegos hasta el sábado que viene para cerrar la Feria más flamenca.
Cuando acaban las actuaciones sigue la música, y cuando suenan las sevillanas Amargo parece que multiplica su espacio, de repente las parejas sacan sitio de donde no lo hay y empiezan a bailar al ritmo de Ecos del Rocío o de Amigos de Gines. Por supuesto , no pueden faltar las rumbas de Siempre Así, el grupo sevillano que revolucionó con sus rumbas un panorama musical que se había prestado poco a la evolución y que este verano está ayudando a llevar mejor la crisis gracias a su canción Completamente tieso. Y como el ambiente de Amargo es casi familiar, la clientela se enaltece cuando suena Nolasco y Las cosas pequeñitas, esa que dice «Y es el ambiente de un bar, las copas con mis amigos…». Y ahora en Feria a disfrutar por la noche y por el día saboreando Amargo que deja un buen sabor de boca.
La sala vive su primera feria tras consolidarse como lugar de encuentro todo el año
20 de agosto
F.J. CRISTÓFOL / Málaga
Hasta hace poco tiempo los aficionados al flamenco tenían pocos sitios a los que acudir. La Taberna Flamenca, que estaba en calle Mosquera, cerró y dejó huérfanos a los amantes de las rumbas o las sevillanas. Sólo quedaba La Garrocha, en Mitjana, «el lugar donde el tiempo no transcurre», así reza el lema del bar que regenta Toñi, uno de los clásicos de la noche malagueña.
Hace menos de un año apareció, como de la nada, la Sala Amargo, en la calle Ramón Franquelo, una de las callejuelas que unen Álamos y Beatas. Justo enfrente de la Peña Juan Breva, dos pequeñas puertas rojas dan la entrada a otra dimensión. Acostumbrados a hacer colas para escuchar a Lady Gaga o El Canto del Loco en la discoteca de al lado, el famoso Liceo, nadie puede imaginarse que en los bajos de ese edificio haya una taberna flamenca.
La Sala Amargo es un local muy especial, como asegura José Carlos, uno de los socios que se encargan de que no falte la buena música. «El sitio es distinto a cualquier cosa que haya en el centro, aquí es Feria, Semana Santa y Carnaval todo el año» y toros, que tampoco faltan. Un capote ajado y lleno de sangre cuelga de una de las paredes principales. En esa misma pared, a más de tres metros de altura, un proyector refleja durante toda la noche imágenes de tronos por la Alameda, vídeos de la Virgen del Rocío o los magníficos reportajes del toro en el campo del programa Toros para todos.
Conseguir en menos de un año que un bar sea el referente de un grupo no es fácil, pero José Carlos lo tenía claro: «Yo tenía ganas de montar una cosa así, pero no quería dejar a mi mujer y a mi hijo para irme a trabajar por la noche a cualquier cosa, tenía que ser para algo muy grande… y parece que lo estamos consiguiendo después de muchos meses tirando ahora estamos recogiendo los frutos», afirma orgulloso.
El ambiente de cualquier fin de semana del año no es muy distinto al que se puede encontrar en Feria. Amargo es un bar para bailar sevillanas, tocar las palmas por rumbas o cantar por Los Delinqüentes sin que nadie te mire raro. Al entrar, uno puede desconcertarse, huele a incienso, hay un burladero en la entrada y fotos de toros y de la Virgen del Rocío. «Son detalles que hacen de la sala un sitio muy especial. Además sabemos qué tipo de gente viene, aquí al final nos conocemos todos», afirma José Carlos.
El local tiene dos niveles separados por unos escalones. Arriba, en la entrada, la barra principal está llena de fotos de Cristos y Vírgenes de Semana Santa y un capillo de la cofradía de los Gitanos, pero abajo es donde se forma el lío. Otra barra y un pequeño tablao con dos micros preparados anuncian que todos los días de feria hay actuaciones en directo. A partir de las 5 de la tarde Amargo se abre para tomarse los pelotazos más flamencos del centro, sin pachangueo, sin reggaetón, sin pop… sólo flamenco.
Además, el bar cuenta con un grupo que lleva el mismo nombre. El cuadro Amargo lo forman cuatro jóvenes malagueños con mucho arte: Curro y Carlos son la voz a la que acompañan Alex y Sergio con el cajón flamenco y la guitarra. Ayer actuaron en la sala, y esta noche lo harán en la sucursal que Amargo tiene en el Real, la caseta Azabache, a partir de la medianoche. El grupo flamenco tiene una agenda repleta con dobles actuaciones desde el viernes de los fuegos hasta el sábado que viene para cerrar la Feria más flamenca.
Cuando acaban las actuaciones sigue la música, y cuando suenan las sevillanas Amargo parece que multiplica su espacio, de repente las parejas sacan sitio de donde no lo hay y empiezan a bailar al ritmo de Ecos del Rocío o de Amigos de Gines. Por supuesto , no pueden faltar las rumbas de Siempre Así, el grupo sevillano que revolucionó con sus rumbas un panorama musical que se había prestado poco a la evolución y que este verano está ayudando a llevar mejor la crisis gracias a su canción Completamente tieso. Y como el ambiente de Amargo es casi familiar, la clientela se enaltece cuando suena Nolasco y Las cosas pequeñitas, esa que dice «Y es el ambiente de un bar, las copas con mis amigos…». Y ahora en Feria a disfrutar por la noche y por el día saboreando Amargo que deja un buen sabor de boca.
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