El Roscón

Hoy día de Reyes incluyo un artículo que escribí en diciembre de 2008 cuando a mis amigos, los burócratas de Bruselas, se le ocurrió la idea de quitar la sorpresa del Roscón de Reyes:

La ridiculez llevada a su máxima expresión. El Parlamento Europeo debatirá una normativa por la que prohibirá los alimentos con juguete en su interior. Sólo lo hará con los que tengan que ser ingeridos para conseguir el premio. El tradicional roscón de Reyes se salvará. Los grandes pensadores de la política europea han coincidido en que la sorpresa del roscón se sale de la denominación que Europa da a los juguetes. Menos mal, porque los huevos de chocolate son otra historia, la protección es mayor que en las figuras del dulce navideño. En estos momentos de crisis que corren es complicado asimilar este tipo de decisiones. Es muy importante, indudablemente, la protección de los menores, pero hay ciertos puntos a los que la UE debe dedicar más tiempo, y no es precisamente a la regulación de alimentos tradicionales. Entender una Navidad sin roscón de Reyes es complicado. No es algo baladí observar como la fiebre de la regulación que parece que existe en este tiempo puede acabar incluso con tradiciones centenarias. Qué vayan ahora los legisladores europeos a hacer una ley de la memoria gastronómica, y maldigan a los romanos por inventar hace diecisiete siglos eso de meter un haba seca en el dulce. O peor aún, quizá salga algún energúmeno pidiendo la muerte a Felipe V por importar la tradición francesa.

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