El efecto que se esperaba de la causa
Cuando Magdalena Álvarez anunció que 'nos robaba' a Salvo para llevárselo al Ministerio de Fomento a nadie le extrañó, porque a nadie se le escapaba que Enrique Salvo Tierra era uno de los puntales del Partido Socialista en Málaga, la mano derecha de una Marisa Bustinduy venida a menos. Además, ya tenía la experiencia como delegado de Obras Públicas y Transportes de la Junta.
Salvo es un político con carrera, que no es lo mismo que un político de carrera. Pese a haber nacido en Algeciras, este malagueño de adopción de 52 años es doctor en Ciencias por la Universidad de Málaga. Lo que es seguro es que sabrá llevar con rigor, compromiso y entrega a Málaga la oficina del Metro de Málaga. No hay que ser socialista militante para creer en que el 'sustituto' de Urkijo viene a dejarse la piel por un proyecto que va mucho más allá de izquierdas y de derechas.
El 'guerreo' de Urkijo ha dejado en estos años un trabajo avanzado y bien hecho. Al nuevo responsable le tocará resolver la dificilísima papeleta de la entrada de las máquinas en la Alameda y el Parque, o la resolución de algunos aspectos sobre las líneas 1 y 2. Pero claro, no todo van a ser lisonjas y loas por el nombramiento, que todavía resuenan algunos tiros que le salieron por la culata a Salvo.
Su nuevo cargo no tiene que ver nada con las falsas acusaciones que él y Bustinduy arrojaron contra el Alcalde por beneficiar a su madre. Ahí está la condena, aunque eso no significa que le invaliden para desarrollar acertadamente su nuevo cargo. Me da que la bancada socialista del Ayuntamiento de Málaga aún no ha digerido muy bien su marcha, y muchas veces se le echa en falta en los plenos.
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