La Málaga de los proyectos vacíos

De un día para otro el movimiento de los ciudadanos ha hecho que los medios de comunicación de la capital pongan su vista en pleno centro. En el Ensanche de Heredia, tras la acera sur de la Alameda Principal. Eso lleva ahí unos cuantos años, con su decadente aura de bares de prostitución, párquines y oficinas que hacen que los alrededores de los antiguos juzgados sean un sitio poco recomendable para pasear cuando las luces de los despachos se apagan por la noche.

Quizá peatonalizar no sea la solución mágica para todo, pero sí es cierto que esta zona de la capital requiere, al menos, una ordenación para que parezca un sitio habitable y no un parquin al aire libre. Cerrar algunas calles al tráfico y eliminar el aparcamiento ayudará a que las calles de este pequeño barrio sin identidad tengan, al menos, un mínimo de intimidad. Sin embargo, no cabe duda que eliminar esta buena porción de aparcamientos soliviantará a los conductores habituales de estas calles.

El alcalde, Francisco de la Torre, en su discurso de más de 75 minutos en el debate sobre el estado de la ciudad, dejó caer que en los presupuestos de 2011 habrá una partida de un millón de euros dedicada a la rehabilitación del Ensanche de Heredia. Habrá que ver, eso sí, en qué términos se realiza, si se hace según el proyecto de la plataforma ciudadana o se hace al gusto del Ayuntamiento. No sé si miedo, pero al menos hay que tener cautela.

Entre todas las sensacionales opciones que aporta la plataforma ciudadana formada por vecinos de la zona, una es la de cubrir con 'lonas creativas' los edificios en ruinas para evitar la mala imagen. ¡Vaya por Dios! Un proyecto que pretende hacer de Málaga una ciudad mejor y cae en la misma basura de siempre: tapar las vergüenzas con soluciones de segunda.

¿Para qué queremos un SoHo -como han dado en llamar al proyecto- si no somos capaces de creer en un proyecto de futuro de la ciudad? Si el Ayuntamiento o la plataforma quieren hacer un barrio lleno de vida y cultura hay que empezar por el corazón. ¿De qué sirve tener las calles limpitas y relucientes si detrás de cada portal hay escombros y vacío? De nada. Una vez más Málaga se defrauda a sí misma con proyectos sin fondo. Pasearemos, pues, entre lonas, pero no entre edificios rehabilitados con vida y que mantengan el sabor moderno de la arquitectura de la zona. Da igual, Málaga se deja tapar las vergüenzas con una simple lona.

Al final tendrá razón Antonio Soler, con eso de que "hay una maldición divina que nos impide alcanzar el tren de la modernidad". Soler lo llama "maldición divina", yo lo llamo falta de carácter, falta de actitud, falta de personalidad como ciudad. Málaga no tiene espíritu: es una lona con ciudadanos que tendemos a movernos sin pensar en el pasado ni en el futuro... y a veces ni siquiera en el presente.

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