The show must go on

El programa es capital. Los malagueños hemos invertido años, tiempo y dinero en Málaga 2016. El sueño de ser el centro cultural de toda Europa no se ha cumplido. Sin embargo, como ciudadano, entiendo que estamos en nuestro derecho de conocer qué han defendido nuestros político en Madrid. ¿Qué baza hemos jugado? ¿Cuál es el programa de la candidatura? Ahora, cuando todavía estamos pensando qué es lo que ha podido fallar, Málaga debe conocer cuál era su propuesta y en qué hemos invertido tanto dinero público. Como dijo aquel: ¡Queremos saber!
El espectáculo debe continuar. Si Málaga pretende ser vanguardia cultural no necesita de pegatinas, títulos ni nada. Sólo necesitamos una línea de actuación, una continuidad en una fundación, se llame como se llame, que trabaje en pos de un modelo de ciudad cultural. El CAC, el Picasso o el Thyssen son sólo alguno de los pilares, pero ¿adónde va todo esto? ¿debe acabarse? ¿si no hay subvención europea no sirven de nada todos esto años?
Lo dicho. El espectáculo debe continuar, y aunque no haya un horizonte con forma de pegatina, hay que seguir trabajando. Olvidarse de la batalla política cutre, sin sentido y que no tiene más finalidad que la electoralista, y pensar más en el ciudadano, en la ciudad y en su futuro. Un futuro que va mucho más allá de 2016 y, por supuesto, más allá de mayo de 2011. Si Málaga no ha sido Capital Cultural es, simple y llanamente, porque no lo ha merecido, no por culpa de ningún político lengüetón.
Insisto, me reafirmo y, aunque no sirva de nada, exijo saber en qué se ha gastado el dinero de los malagueños. Más allá de sueldos, cosa que me importa algo menos, quiero saber cuál ha sido el arma de Málaga, cuál ha sido el programa que nuestra ciudad ha presentado ante los jueces. ¿Cómo vamos a esperar los malagueños a conocer el programa de la candidatura dentro de un año? ¿Esperan que se nos olvide? Que se conozca, que se de a conocer tanto como el logo u otras actividades. Yo, como malagueño, quiero saber que me voy a perder en 2016.

No sois la solución, sois el problema.

Hay veces que uno prefiere botar antes que votar a un cargo público. Pocos se salvan. La cosa es que escucho a mucho currito quejarse, que si no puede ir a la huelga porque el buitre del despido sobrevuela su cabeza; que si va le descuentan el día y no le compensa... El tema es que hay gente que, además, duda si ir o no a la huelga del 29-S porque no sabe a quién quiere joder más, si a los sindicatos o al Gobierno. Si va, se jode el Gobierno, si no va se joden los sindicatos. La cosa es no dejarnos hacer las cosas tranquilos.

Mi padre tiene por costumbre, cuando hablamos de política, decir que parezco un anarquista de los 70. El tema es que cuando hablamos de política sí me gusta, lo malo es cuando hablamos de políticos. Eso es más jodido. Mi descreimiento con la clase política es cada vez mayor, sólo hay pequeñas ínsulas, algunas excepciones honrosas. Pero si además metemos a los sindicatos, se lía el acabose.

No me gusta generalizar, y no lo haré. No puedo meter en el mismo saco al sindicalista que lucha por los derechos de sus compañeros dentro de la empresa, trabajando codo con codo y haciéndolo por amor al arte con el sindicalista del aparato, el que cobra 2.500 euros al mes, pero vive del sindicato, de los afiliados y del estado, ese que se queja del paro, de lo malo que son los empresarios y de lo hijodeputa que es el Gobierno mientras se 'jinca' un solomillo de ternera poco hecho y una botella de vino de a 35 euros mientras los curritos no tienen ni para echar un Don Simón.

Ese sindicalista es el que se merece que no vaya nadie a la huelga. Las centrales sindicales son una zahúrda de vividores que con la mano izquierda alzan el puño y con la derecha parten las patas de la cigala. No, no estoy generalizando, es el vivo retrato del sindicalista puntero, el beligerante, el de la izquierda rancia que el 29-S saldrá a armar el taco contra todo aquel que no quiera plegarse a sus designios. Tú, sindicalista puntero, eres gran parte del problema, por no saber salvaguardar la dignidad de los trabajadores, por dejarte embaucar y por vender el alma del currante al sol que más te caliente.

Lo de los políticos es harina de otro costal, cosa de meditar mucho más y pensar quienes son menos malos si unos u otros. Yo, con la alegría de mi edad, digo claramente que aquí, quitando los curritos, los sindicatos, los políticos y los empresarios no son la solución, son el problema, y esto sólo lo arreglamos sin ellos.

Maldito septiembre

Una semana más y morirás, maldito septiembre. Este mes es como el lunes de la semana. Un tostón. Ya no tiene ni la gracia de que empieza la liga de fútbol, ya empieza en agosto, así que, querido septiembre, cada vez tienes menos gracia. Los perotes, por ejemplo, podrán decirme que tienen su Feria y la procesión de la Virgen de Flores. Vale. Lo acepto, pero este es un mes que cada vez me gusta menos. He de reconocerlo. Lo detesto porque empieza el curso. ¿El colegio? No, pobres chavales, que estudien y se hagan algo en la vida. Me refiero al curso político. Sálvese quien pueda.

Para empezar, suponer que el curso político acaba en algún momento ya me parece demasiado atrevido. Pero claro, en verano los "y tú más" se convierten en "y tú un poquito más". Como con más respeto, pero sin bajar la guardia. Este maldito septiembre nos traen el inicio de la campaña electoral para las municipales. Sí, repitan conmigo: sálvese quien pueda.

El pasado fin de semana el Partido Popular pegó un puñetazo en la mesa. Se plantó en un clásico feudo socialista, Antequera, y metió a 17.000 personas en el coso taurino antequerano. Rajoy, Arenas y Bendodo se vieron en un ambiente que sólo se ve en los grandes mítines personalistas del trajeado Camps en la plaza de toros de Valencia. Ambiente de gran cita, populares enaltecidos, banderas celestes, albatros levantando el vuelo... Las municipales son una dura prueba para los populares andaluces. En ellas se le va media vida.

Si las municipales hacen que el Partido Popular despunte algo, lo más mínimo, eso les hará crecerse frente a un PSOE falto de liderazgo en Andalucía. Por más Pepe Griñán que nos metan con calzador, sólo hay que tomar algunas frases de un artículo que firmó José Manuel Atencia semanas atrás en el diario El País. El susodicho se llamaba "La táctica del murciélago". El PSOE está tirando de cantera, mientras que el PP tiene a los Cristiano Ronaldo y los Messi de su política. Griñán confía en que su táctica de sacar políticos de la cantera le salga como a Guardiola y le aparezcan Xavis e Iniestas. Sin embargo el tema le puede salir rana y flirtear con el descenso, como algún que otro año ha hecho el Athletic de Bilbao con tanta cantera.

La cantera, o la base, sirve, está bien, pero no en exceso. Si me equivoco me equivoqué; si acierto acerté, pero los socialistas están poniendo en grave peligro el statu quo de su cortijo. Yo tiraría de fábula y hablaría de Pedro y el Lobo. Ya nadie se cree que Arenas pueda ganar... pero ¿y si gana? Eso es harina de otro costal, que ahora estamos en septiembre y me han vuelto a liar con la política.

Una tregua, por favor

Pues de un tiempo a esta parte me ha dado por ser crítico, que también estamos para eso, no sólo para decir que nuestra playa es la mejor y nuestro café el mejor servido. Y lo de esta semana me ha hervido la sangre. Quizá habrá gente a la que le parezca una chorrada, pero a mi, eso de perder patrimonio histórico no me parece baladí. Hablo del edificio del siglo XVIII que ha sido derruido en la calle Mariblanca. El inmueble en cuestión estaba ya declarado como ruina inminente, por eso el Ayuntamiento decidió derruirlo.

Muchas veces, como pasa con las personas (y me pongo filósofo), lo bonito no está en el exterior o en la fachada, sino que se encuentra en la estructura, en las paredes, en el interior. Es el caso de muchísimos edificios del centro histórico de la capital. Y es que a saber la de obras de arte que habrá en esos techos y paredes. Frescos, muy del gusto de estilos anteriores, seguro.

¿Podemos hablar de terrorismo urbanístico? Bueno, quizá. A lo mejor podemos hablar más de pequeñas actuaciones, al estilo de la Kale Borroka. Pequeñas acciones que destruyen el patrimonio. Una lástima. En Málaga, en su día, colocamos un hotel que tapaba la vista de la Catedral, pero sin embargo, hace poco tiramos un edificio de estilo clásico por el mismo motivo. Siempre con lo mismo.

No puedo dejar de recordar, cuando hablan de urbanismo, que yo no tengo ni idea, sólo sé cuál es la imagen de la Málaga que quiero. Y siempre la cuento. ¿Por qué hubo que destruir, como si hubieramos sufrido una guerra, El Perchel? ¿Por qué hemos tenido que echar abajo el barrio de la Coracha? ¿Por qué la Cruz Verde? Aquí, muchas veces, confundimos el progreso con lo moderno. Se me permita estar en contra, señoría. El progreso no es siempre defenestrar lo antiguo y superponer lo contemporáneo. A veces progresar significa cimentar las bases del pasado para construir un futuro sólido.

Pero en Málaga, como tantas otras veces, lo tapamos todo con el tupido velo del cosmopolitismo, esa maldita lacra que lo justifica todo. Yo sólo puedo pedir un cese temporal de las armas, una tregua. Pero entonces tendría miedo de que volvieran con más fuerza. Que Dios nos pille confesados.