No sois la solución, sois el problema.

Hay veces que uno prefiere botar antes que votar a un cargo público. Pocos se salvan. La cosa es que escucho a mucho currito quejarse, que si no puede ir a la huelga porque el buitre del despido sobrevuela su cabeza; que si va le descuentan el día y no le compensa... El tema es que hay gente que, además, duda si ir o no a la huelga del 29-S porque no sabe a quién quiere joder más, si a los sindicatos o al Gobierno. Si va, se jode el Gobierno, si no va se joden los sindicatos. La cosa es no dejarnos hacer las cosas tranquilos.

Mi padre tiene por costumbre, cuando hablamos de política, decir que parezco un anarquista de los 70. El tema es que cuando hablamos de política sí me gusta, lo malo es cuando hablamos de políticos. Eso es más jodido. Mi descreimiento con la clase política es cada vez mayor, sólo hay pequeñas ínsulas, algunas excepciones honrosas. Pero si además metemos a los sindicatos, se lía el acabose.

No me gusta generalizar, y no lo haré. No puedo meter en el mismo saco al sindicalista que lucha por los derechos de sus compañeros dentro de la empresa, trabajando codo con codo y haciéndolo por amor al arte con el sindicalista del aparato, el que cobra 2.500 euros al mes, pero vive del sindicato, de los afiliados y del estado, ese que se queja del paro, de lo malo que son los empresarios y de lo hijodeputa que es el Gobierno mientras se 'jinca' un solomillo de ternera poco hecho y una botella de vino de a 35 euros mientras los curritos no tienen ni para echar un Don Simón.

Ese sindicalista es el que se merece que no vaya nadie a la huelga. Las centrales sindicales son una zahúrda de vividores que con la mano izquierda alzan el puño y con la derecha parten las patas de la cigala. No, no estoy generalizando, es el vivo retrato del sindicalista puntero, el beligerante, el de la izquierda rancia que el 29-S saldrá a armar el taco contra todo aquel que no quiera plegarse a sus designios. Tú, sindicalista puntero, eres gran parte del problema, por no saber salvaguardar la dignidad de los trabajadores, por dejarte embaucar y por vender el alma del currante al sol que más te caliente.

Lo de los políticos es harina de otro costal, cosa de meditar mucho más y pensar quienes son menos malos si unos u otros. Yo, con la alegría de mi edad, digo claramente que aquí, quitando los curritos, los sindicatos, los políticos y los empresarios no son la solución, son el problema, y esto sólo lo arreglamos sin ellos.

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