Educar o prohibir

En estos días en los que los crucifijos y su presencia en las aulas protagonizan vacuos debates sobre su pertinencia en ellas, me llega una noticia de un colegio malagueño. Al parecer, el claustro de profesores ha prohibido que sus alumnos puedan comprar 'snacks' en el interior del centro, como venían haciendo a diario desde sabe Dios cuánto tiempo.

Son dos temas que, pese a su diferencia, no dejan de parecerme similares. Al fin y al cabo, quitar un crucifijo de un aula podrá dejar de molestar a alguien, pero no hará que cada uno profese la religión que prefiere. Digo yo, si los muchachos no pueden comprar 'snacks' -o guarrerías, como siempre se han llamado en Málaga- dentro del centro, lo comprarán en el preceptivo kiosco que hay en la puerta, como en todo colegio, y se lo comerán en el recreo, en los intercambios o cuando les venga en gana.

Además, se me plantea un debate 'politológico' sobre la libertad del individuo. Quizá algo demasiado profundo para un paquete de patatas y niños de 12 años; sin embargo, no deja de asustarme. ¿Qué sentido tiene prohibir a los chavales? ¿Está bien prohibir por prohibir? Es decir, si un padre quiere dejar libertad a su hijo para comer lo que le apetezca, ¿por qué el claustro de profesores ha de prohibirlo? De este modo estamos entrando en la esfera estrictamente privada de la educación que concierne, en mi opinión, exclusivamente a la familia.

Esto es como lo de los crucifijos. Dice el refrán que los ríos grandes no hacen ruido, pero los pequeños no dejan de hablar... Claro, la minoría agitada hace mucho más que una mayoría silenciosa. No hay peor manera de enseñar que la autoridad por la autoridad sin sentido. Está claro que es necesario un mínimo de superioridad del profesor sobre el alumno, pero no en temas banales y estúpidos como la comida en el 'segmento de ocio' -antes llamado recreo-.

En definitiva, está muy bien, y es necesario, que el profesorado mantenga una distancia con los alumnos, pero la autoridad no se consigue con prohibiciones de segunda, sino con el comportamiento en el aula, como muchos de mis profesores se ganaron mi respeto a lo largo de mis años de colegio. Una anécdota en el mundo escolar malagueño que para casi todo el mundo pasa inadvertida, pero yo me pregunto... ¿y quién educa a los que educan?

1 Response to "Educar o prohibir"

  1. dearcos says:

    En mi opinión la medida tomada por el colegio no es una prohibición. Estaríamos hablando de prohibición si, dentro de las instalaciones del colegio, no se permitiera a los alumnos consumir ningún tipo de snacks traidos de fuera(según he entendido, esto sí se permite). Lo único que el colegio hace con esta medida es no facilitar la ingesta de estos "alimentos", poco saludables, en ningún momento prohibe su consumo.

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