Carnavalero por febrero

Desde hace más de 15 años siempre espero que pasen las fiestas navideñas con especial interés. Ya queda menos para la Semana Santa. Pero claro, entre fiesta y fiesta, otra fiesta: el Carnaval. No tengo porque enmascararme ni disfrazarme. Nunca he escuchado el Carnaval de Málaga. He tenido la suerte -o la desgracia- de tener más a mano los de Cádiz, por amistad, por facilidad de acceso... por muchos factores me ha sonado más chirigota que murga; el Selu que Pariente o Quiñones que los Gallego.

No hay que esconderse, porque tengo que reconocer que este año he conocido -y muy de cerca-, esta fiesta en Málaga. Son inevitables las comparaciones con Cádiz, pero por lo que he comprobado es algo habitual que las comparsas y murgas malacitanas recurran a músicas gaditanas para componer sus repertorios. Véase este año la presentación de Los Muertos del Titánic, con una original adaptación de la presentación de Los Piratas, de Martínez Ares en el año 1998 en Cádiz. U otra agrupación que no recuerdo que utilizaba la musiquita del estribillo de El Brujo, también de Martínez Ares.

No se trata de entrar con mal pie en este mundillo, pero creo que las críticas a la murga marbellí que se hacía llamar chirigota son excesivas. Más aún cuando viene de quien toma como referencia al Carnaval de Cádiz y lo admira. Desde mi absoluta ignorancia, creo que el Carnaval malagueño tiene mucho bueno por explotar, muchas voces y mucha música muy buena en comparsas. En murgas el espectro está más reducidito, pero me atrevo a clasificar una élite formada por Zumaquero, Pariente y Vera, con toda la tranquilidad que da hablar desde el punto de vista del novato.

Al Dios Momo pongo por testigo que de ahora en adelante defenderé el Carnaval de Málaga -en lo defendible-. Es un Carnaval que, pese a sus 30 años, tiene mucho por hacer. Para empezar arreglar ese desaguisado que es la Fundación, y algo se ha avanzado este año con la creación de la Asociación de Autores de Carnaval. Desde fuera se ven pasos adelante, pero se ve mucho paso atrás dado por los propios carnavaleros. No es de recibo que en el Cervantes ni los más viejos del lugar fueran disfrazados, sólo los miembros de la Fundación, el Alcalde, Teresa Porras y poco más... Ni el concejal de Cultura. Es una pena. Habrá que seguir avanzando, habrá que tomar la calle antes de que don Carnal sucumba a doña Cuaresma y los murguistas y comparsistas se olviden por unos días del Carnaval y pasen a ser cofrades. Al fin y al cabo, en esta ciudad cosmopolita, los que luchan por las tradiciones siempre somos los mismos, ya sea Semana Santa, Feria o Carnaval. Deberíamos pensar en presentar al pleno una moción: Adiós Málaga. Hola Fuenteovejuna.

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